La historia de vida de la osa ‘Paca’ y que la llevo a recibir la eutanasia

Su vida, que comenzó trágicamente con la muerte de su madre a manos de cazadores furtivos, concluyó recientemente con una decisión difícil.

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Por:

Alexis Montiveros

La historia de vida de la osa ‘Paca’ y que la llevo a recibir la eutanasia
Osa Paca | Fuente: Fundación Osos de Asturias

La historia de la osa Paca no solo marcó un hito en la conservación del oso pardo cantábrico, sino que también sensibilizó a toda una generación sobre la importancia de proteger la fauna silvestre. Su vida, que comenzó trágicamente con la muerte de su madre a manos de cazadores furtivos, concluyó recientemente con una decisión difícil pero necesaria: la eutanasia, practicada para evitarle un sufrimiento irreversible.

¿Por qué se le practicó la eutanasia a la osa Paca?

A sus 36 años, Paca sufría graves problemas de movilidad debido a la artrosis. Según el último informe veterinario, su estado físico había llegado a un punto de deterioro irreversible. La osa ya no reaccionaba a estímulos con normalidad y presentaba una condición corporal muy baja. Además, dejó de ingerir los medicamentos que le aliviaban el dolor, lo que resultó en largos períodos de postración.

Ante este panorama, veterinarios de la Consejería de Medio Rural del Principado de Asturias, junto con profesionales de la Fundación Oso Asturias, tomaron la difícil decisión de aplicar la eutanasia, priorizando su bienestar y evitando mayores sufrimientos. El cuerpo fue trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Sobrescobio para realizar una necropsia.

¿Cómo impactó la historia de Paca y Tola en la conservación del oso pardo?

Paca fue rescatada junto a su hermana Tola en 1989, cuando ambas eran apenas unas crías. Su madre había sido asesinada por furtivos en la Cordillera Cantábrica, una región donde el oso pardo estaba al borde de la extinción. Desde entonces, su historia se convirtió en un símbolo de la lucha por conservar esta especie en peligro.

Durante años, las hermanas vivieron en distintos centros de recuperación hasta que, en 1996, se habilitó un cercado especial para ellas en la Casa del Oso de Proaza, dentro de una ruta turística conocida como La senda del Oso. Este espacio no solo permitió su cuidado, sino que también se convirtió en un sitio de educación ambiental que recibió a miles de visitantes interesados en la fauna local.

Gracias a iniciativas como la de la osa Paca y Tola, el oso pardo ha logrado alejarse parcialmente del riesgo de extinción. Según el último censo realizado en 2020, se estima que hay alrededor de 370 ejemplares en libertad. Aunque la especie continúa catalogada como vulnerable, los avances en su conservación han sido significativos.

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