Robot pintó un cuadro que se vendió en un millón de euros: ¿Muere el arte?

Un androide no sólo pinta y dibuja de maneta impresionante, sino que una de sus obras fue valorada por un coleccionista que pagó una enorme cantidad de dinero por ella.

Por:

Cristian Ortega Mahan

Un nuevo capítulo en el mundo del arte ha comenzado a escribirse con Ai-Da, un robot humanoide creado por el galerista Aidan Meller. Este innovador proyecto no solo desafía las ideas sobre la creatividad y la tecnología, sino que también ha logrado cautivar al mercado internacional del arte, destacándose por su impacto sin precedentes.

Ai-Da fusiona la Inteligencia Artificial (IA) y la robótica para crear obras visuales. Gracias a las cámaras integradas en sus ojos y los complejos algoritmos que interpretan las imágenes, el robot puede dibujar y pintar. Esta tecnología avanzada le permite producir piezas únicas, como su primera obra en técnica mixta sobre lienzo, cuyo precio de salida alcanzó los 180.000 euros, un reflejo del valor innovador de la autoría robótica.

Una subasta inesperada

Uno de los momentos más destacados del proyecto fue la subasta de su primer retrato emblemático, titulado AI God. Inspirado en el matemático y pionero de la informática Alan Turing, esta obra, presentada en Sotheby’s en Londres, comenzó con una estimación de 168.000 euros.

Sin embargo, superó todas las expectativas al venderse por un millón de euros, luego de recibir 27 ofertas. Este éxito económico ha permitido a Aidan Meller continuar con el desarrollo de Ai-Da, subrayando cómo las fronteras entre el arte tradicional y la tecnología se están desvaneciendo. Sotheby’s incluso destacó que este evento marca un hito en la historia del arte contemporáneo, ilustrando la creciente fusión entre la IA y el mercado global del arte.

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Comprador anónimo

El comprador de AI God decidió permanecer en el anonimato, aunque esto no restó importancia al impacto que causó la cifra récord alcanzada. Este evento pone de relieve la relevancia de las obras creadas por IA, mostrando cómo estos avances están transformando un campo que tradicionalmente había estado reservado para los seres humanos.

El proceso creativo de Ai-Da es igualmente fascinante. A diferencia de los humanos, su creatividad se basa en la sinergia de tecnología avanzada. Las cámaras en sus ojos capturan imágenes del entorno, que luego son procesadas por algoritmos de inteligencia artificial. Con esta información, su brazo robótico produce retratos y composiciones pictóricas, haciendo de ella una pionera en el arte robótico.

Ai-Da fue diseñada para parecerse a una mujer, lo que, junto a sus habilidades artísticas, plantea interesantes interrogantes sobre el concepto de creatividad y el papel de la tecnología en la creación artística. Como figura representativa de esta revolución, Ai-Da no solo abre debates filosóficos, sino que también presenta nuevos caminos para la inversión y la experimentación en el arte.

El proyecto Ai-Da sigue evolucionando, y su éxito inicial podría ser solo el comienzo de una era en la que el arte y la inteligencia artificial se entrelacen de maneras inimaginables. Con cada obra, este robot desafía los paradigmas establecidos, convirtiéndose en un referente de cómo la tecnología puede redefinir el arte y la creatividad.