Gente que no deja hablar: esto dice la Psicología sobre esta molesta costumbre

La práctica, sumamente incómoda e irritante, tiene profundas raíces psicológicas que pueden demostrar la personalidad de una persona. ¿Qué dice la Psicología?

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Por:

Cristian Ortega Mahan

Gente que no deja hablar: esto dice la Psicología sobre esta molesta costumbre
La Psicología explica por qué hay personas que no pueden dejar de interrumpir una conversación. Fuente: Canva - La Península

Todos conocemos a alguien que tiene el hábito de interrumpir constantemente. Esa persona que, en una conversación grupal o individual, corta a otros para expresar su opinión o, peor aún, cambiar abruptamente de tema. Aunque todos queremos sentirnos escuchados, estas interrupciones pueden erosionar las relaciones personales, generando incomodidad y frustración.

La comunicación efectiva requiere de respeto mutuo y espacio para que cada participante pueda expresar sus ideas. Sin embargo, cuando alguien interrumpe de manera recurrente, se percibe como una falta de consideración hacia los pensamientos del otro. Según María Venetis, profesora asociada de Comunicación en la Universidad de Rutgers, Estados Unidos, este comportamiento puede resultar degradante e irritante porque insinúa que las ideas del otro “no son válidas”. Esto, explica, es uno de los factores principales que lleva al fracaso de una conversación.

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La Psicología explica a las personas que no dejan hablar. Fuente: Canva - Pexels - La Península

¿Por qué algunas personas interrumpen constantemente?

Aunque podría parecer una simple falta de modales, las razones detrás de este comportamiento son más complejas y pueden variar desde rasgos de personalidad hasta factores psicológicos o culturales. Aquí exploramos algunas de las causas más comunes:

  • Necesidad de control: Para algunas personas, interrumpir es una forma de tomar el control de la conversación. La impaciencia o la percepción de que el diálogo no avanza como desean puede llevarlas a intervenir. Quieren dirigir el rumbo de la discusión hacia sus objetivos, lo que termina limitando la expresión de los demás.
  • Un patrón aprendido en la familia: Muchas veces, este hábito tiene raíces en la infancia. Aquellos que crecieron en entornos donde interrumpir era algo normal pueden reproducir este comportamiento como adultos, sin ser plenamente conscientes del impacto negativo que genera. Para ellos, interrumpir puede parecer una forma natural de interactuar.
  • TDAH y falta de autocontrol: Las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) suelen tener dificultades para controlar sus impulsos verbales, según Sharon Saline. Esto se debe a déficits en las funciones ejecutivas del cerebro, que dificultan la regulación de conductas y el manejo de la atención. Por esta razón, quienes padecen TDAH pueden interrumpir con frecuencia, temiendo olvidar lo que quieren decir si esperan demasiado tiempo.
  • Falta de habilidades de escucha activa: La escucha activa implica suspender los propios juicios y centrarse genuinamente en lo que el otro está diciendo. Carl Rogers, psicólogo humanista, señaló que esta habilidad requiere tanto empatía como conciencia emocional. Cuando alguien carece de estas capacidades, es probable que esté más concentrado en lo que quiere decir que en escuchar, lo que aumenta la probabilidad de interrumpir.
  • Excitación excesiva o entusiasmo: A veces, las interrupciones no provienen de malas intenciones, sino de un exceso de entusiasmo. Según la psicóloga Bárbara Fredrickson, las emociones positivas pueden generar impulsos de actuar con rapidez. Esto lleva a algunas personas a interrumpir porque están demasiado emocionadas por aportar sus pensamientos y no pueden esperar a que el otro termine de hablar.
  • Cuestión de género: Interrumpir también puede estar influido por factores culturales y de género. Un estudio de la Universidad George Washington (EEUU) encontró que los hombres interrumpen a las mujeres un 33% más que a otros hombres. Joanna Wolfe, investigadora en comunicación, explica que los hombres tienden a realizar interrupciones intrusivas con mayor frecuencia, mientras que las mujeres son más propensas a ser interrumpidas.

¿Cómo manejar a los “interrumpidores” crónicos?

Aunque las interrupciones pueden ser frustrantes, existen estrategias para manejarlas de manera efectiva:

  • Establece límites claros: Si alguien interrumpe, puedes decir amablemente: “Déjame terminar mi idea y luego te escucho”.
  • Practica la asertividad: Responde con calma, pero con firmeza, para mantener el control de la conversación.
  • Usa señales no verbales: Mantén contacto visual y gestos que indiquen que aún no has terminado de hablar.

Por otro lado, si reconoces que eres tú quien interrumpe, reflexiona sobre las razones detrás de este hábito. Desarrollar habilidades de escucha activa y aprender a gestionar el entusiasmo o la impaciencia puede mejorar significativamente tus relaciones y tu comunicación.

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La Psicología explica por qué hay personas que no pueden dejar de interrumpir una conversación. Fuente: Canva - La Península

Reflexión final

Interrumpir no solo afecta el flujo de una conversación, sino que también puede dañar las relaciones personales y profesionales. Entender las razones detrás de este comportamiento y aprender a gestionarlo, ya sea como emisor o receptor, es clave para construir una comunicación más efectiva y respetuosa.

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