La cruel historia del pederasta de Pakistan que mató a 100 niños para vengarse de la Policía

Tras conocer al monstruo de Texas, descubre al asesino que estremeció el país por su crueldad.

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Por:

Luciana Godoy

La cruel historia del pederasta de Pakistan que mató a 100 niños para vengarse de la Policía
Tras conocer al monstruo de Texas, descubre al asesino que estremeció el país por su crueldad. Fuente: Producción Canva La Península ES.

La atracción por el truecrime llevo a que las plataformas realizaran producciones narrando la vida de escalofriantes criminales. Desde Ed Geine, el asesino estadounidense conocido por sus crímenes espeluznantes en el estado de Wisconsin y que será parte de la temporada 3 de Netflix, hasta el monstruo de Lahore, el pederasta que mató a 100 niños para vengarse de la Policía, esta es su historia.

Ed Gain
Ed Geine es el nuevo monstruo que tendrá una serie en Netflix.Fuente: Producción La Península

Quien es el monstruo de Lahore

El terror reinó en Lahore, Pakistan, cuando Javed Iqbal Mughai se propuso ayudar a los más necesitados, principalmente a niños abandonados o de la calle. Sin embargo, esa alma caritativa escondía a un verdadero monstruo y se suma a la lista de los atractivos del truecrime.

A los niños les dio un lugar, alimento y dinero y hasta adaptó salones de juegos con aire acondicionado para su divertimento. Lahore escondía a partir de esos gestos al depredador sexual que era. Actuaba a la vista de todos y no levantaba sospechas. Hasta que un día su esposa lo denunció por sodomizar a un menor. A pesar del horror que contó, nadie le creyó y el acusado siguió haciendo de las suyas. Hasta que cayó en 1990 por abusar de un niño en plena calle.

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Javed Iqbal Mughai fue un monstruo que aterrorizó Pakistán. Fuente: Wikipedia.

Cárcel, libertad y venganza

    El hombre fue acusado de abuso de mejores, pero salió en libertad luego de que su familia pagará una cuantiosa multa. Lo mismo hizo en otros casos que fue detenido al cometer el mismo delito. En 1998 Jaded sufrió una paliza por parte de los chicos y tuvo varias secuelas físicas. “Me habían golpeado. Mi cabeza estaba aplastada, mi columna vertebral rota y me quedé paralizado. Mi madre lloró por mí”, contó.

La muerte de su madre fue el puntapié para que terminara de trastornarse. A eso se le sumó un sentimiento de rencor contra la Policía por no detener a los agresores que lo habían atacado Así fue como comenzó su Vendetta al asesinar a los menores. Así que con la ayuda de otros chicos que había sobornado, aplicó un método de captación a partir de los videojuegos. En tanto que sus secuaces hacían de señuelo para que el menor en cuestión no desconfiase de las intenciones del adulto y así llevarlo a su casa.

En ese lugar, los violaba salvajemente y tras matarlos, descuartizaba sus cuerpos y los introducía en bidones con ácido. Era la mejor manera de hacer desaparecer un cadáver sin que nadie se enterase. Una vez que los restos estaban disueltos, los vertía en las alcantarillas de la ciudad que desembocaban en el río Ravi Un año después de hacer las atrocidades, Javed dio por concluida su venganza y les envió una carta a la policía. En ella explicaba sus crímenes y le pedía a los agentes a que lo detuviesen. A pesar de la confesión, nadie le creyó y continuo en libertad.

Es por eso que recurrió a los medios y les envió una carta contando los aberrantes hechos: “Yo estaba furioso por el comportamiento de los asaltantes y el papel de la injusta policía”, escribió. Así que “decidimos con mis amigos poner el plan en marcha. Mataría a cien adolescentes que estuvieran fuera de sus casas”, explicó.

    A lo largo de la misiva también contó cómo fue que obtuvo los materiales: “Nos las ingeniamos para obtener 16 latas y 3 bidones de plástico para llenarlos de ácido sulfúrico, ácido clorhídrico y cianuro. La primera víctima fue Yasir, de 14 años. Le pusimos una máscara de cianuro y ácido sobre la cara. Murió en segundos”, aseguraba el asesino

A la carta le agrego un listado con los nombres de las víctimas y las fechas en las que perpetró los crímenes, además de 57 fotografías de los menores. Un día después, se dirigió a la comisaría y con una tranquila frialdad narró los hechos. “No temo a la muerte”, llegó a decir a sabiendas de la condena que le impondría el tribunal.

Los investigadores fueron hasta la casa del hombre y encontraron las pruebas de los crímenes sucedidos: sandalias y fotografías de las víctimas y un diario que explicaba los hechos. Javed Iqbal fue encontrado culpable de 100 asesinatos. En la sentencia, ordenaron que sea estrangulado 100 veces en Minar-e-Pakistán y su cuerpo cortado en 100 trozos y puesto en ácido “como él hizo con sus víctimas. Morirá delante de los padres cuyos hijos ha asesinado”, dijo el juez Bakhash.

En tanto que sus cómplices fueron sentenciados a 700 años de prisión, ya que profanar un cadáver va en contra de la enseñanza islámica. Cuatro días después de confirmarse la sentencia, en octubre de 2001, Javed y unos de sus colaboradores aparecieron muertos en sus celdas de Kot Lakhpat. Aparentemente, se habían ahorcado con las sábanas, pero las posteriores autopsias revelaron que sus cuerpos presentaban multitud de golpes

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