La Pscicología explica el fenómeno de los “vampiros energéticos” que nos complican la vida

Hay ciertas actitudes de personas cercanas que claramente afectan nuestro ánimo en diferentes escenarios. Aquí, un resumen de cómo actúan los “vampiros energéticos”.

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Por:

Cristian Ortega Mahan

La Pscicología explica el fenómeno de los “vampiros energéticos” que nos complican la vida
Es importante resguardarnos de las personas que nos sacan la energía. Fuente: Canva - La Península

Todos hemos tenido alguna vez la sensación de que ciertas personas parecen absorber nuestra energía cada vez que interactuamos con ellas. Estas personas, muchas veces inconscientes de su comportamiento, pueden ser lo que se conoce como “vampiros emocionales”.

Según Lachlan Brown, fundador del centro de bienestar personal HackSpirit y especialista en relaciones, existen varios comportamientos que suelen caracterizar a estas personas, y reconocerlos es fundamental para mejorar nuestras relaciones interpersonales.

Tocarse la nariz.
A veces ciertas personas nos sacan de quicio. Fuente: Pexels.

1. Se presentan como víctimas constantemente

Las personas que adoptan el papel de víctima suelen ser difíciles de tratar. Evitan asumir la responsabilidad de sus problemas y culpan a los demás o a las circunstancias. Esta actitud no solo genera frustración en quienes los rodean, sino que también obstaculiza su propio crecimiento personal y dificulta la resolución de conflictos.

2. Competitividad extrema

La competitividad, cuando es desmedida, puede convertirse en una fuente constante de tensión. Ya sea comparando logros o situaciones negativas, estas personas siempre buscan ganar en cada interacción, lo que deja a los demás con una sensación de menosprecio y falta de atención. Este comportamiento deteriora las relaciones y crea un ambiente incómodo y hostil.

3. Falta de empatía

La empatía es clave en cualquier relación. No se trata solo de entender lo que otros sienten, sino también de validar y respetar esos sentimientos. Cuando interactuamos con alguien que no muestra empatía, nos sentimos incomprendidos y solos. La ausencia de empatía no solo dificulta la comunicación, sino que también crea barreras emocionales, impidiendo conexiones profundas y sinceras.

4. Actitud negativa constante

Todos tenemos días malos, pero algunas personas parecen estar siempre bajo una nube de negatividad. Este tipo de comportamiento afecta la salud mental de quienes lo manifiestan y agota a aquellos que deben lidiar con él. La constante inclinación hacia lo negativo puede ser una carga emocional para el entorno, afectando la convivencia y el estado de ánimo general.

5. Interrupciones frecuentes

Interrumpir a otros durante una conversación es una señal clara de falta de respeto. Según Maria Venetis, profesora de Comunicación en la Universidad de Rutgers (EE.UU.), cuando interrumpimos, estamos implícitamente comunicando que nuestras ideas son más importantes que las de la otra persona. Este tipo de comportamiento hace que las conversaciones sean unilaterales y rompe el flujo natural de la comunicación, generando malestar en las interacciones.

6. Crítica constante

Si bien la crítica constructiva es útil, hay personas que critican de manera excesiva, lo que puede ser agotador para quienes las rodean. Criticar constantemente, sin valorar los aspectos positivos, genera una atmósfera tensa y desalentadora. Es importante recordar que cada persona tiene su propio enfoque y que no todo lo diferente es necesariamente incorrecto.

7. Buscar defectos en todo

Algunas personas parecen tener una habilidad especial para detectar errores y fallos, y no dudan en expresarlo. Esta tendencia a centrarse en lo negativo, sin reconocer los logros o aspectos positivos, puede desgastar emocionalmente a los demás. En lugar de generar una dinámica constructiva, se crea un ambiente tenso y poco propicio para el crecimiento y la colaboración.

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Los "vampiros energéticos" suelen estar en los lugares de trabajo. Fuente: Pexels

¿Cómo lidiar con los “vampiros emocionales”?

Reconocer estos comportamientos es el primer paso para protegernos de su impacto. Es importante establecer límites claros y evitar involucrarnos demasiado emocionalmente con personas que drenan nuestra energía. También es fundamental recordar que no somos responsables de cambiar a los demás, pero sí de cuidar nuestra propia salud emocional. Fomentar relaciones basadas en la empatía, el respeto mutuo y la comunicación sincera es clave para mantener interacciones más saludables y equilibradas.

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