El significado de tener manos frías para la salud

Tener las manos frías, en muchas ocasiones supondrá un simple mecanismo de adaptación de nuestro organismo al medio que lo rodea.

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Por:

José Banco

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El significado de tener manos frías para la salud
¿Qué significa tener las manos frías según los expertos? Fuente: Pexels - Producción La Península

Especialistas en salud y medicina, han llevado a cabo distintas investigaciones para entender el fenómeno de las manos frías en tantas personas del mundo. Según los médicos, tener las manos frías no suele ser sinónimo de alarma, porque es una forma que el cuerpo tiene de controlar la temperatura. El nivel de temperatura superficial (a nivel de la piel) del cuerpo humano es un fiel reflejo de la temperatura ambiental que le rodea, es decir, en ambientes fríos nuestra temperatura corporal será menor y en ambientes calurosos nuestro calor corporal irá aumentando. Por tanto, presentar las manos frías, supondrá un simple mecanismo de adaptación de nuestro organismo al medio que lo rodea, con el fin de preservar unos niveles de temperatura corporal central estables y óptimos. La temperatura corporal basal del ser humano, en condiciones de salud, se sitúa entre 36′5º-37ºC.

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Las manos frías pueden ser un síntoma de una enfermedad que se aproxima al cuerpo. Fuente: Pexels

Signos alarmantes

Tener las manos frías a pesar de no hallarse en un ambiente frío puede ser el primer signo que nos alarme y nos lleve a pensar que puede existir alguna afección que lo provoque, como podría ser, la existencia de un déficit de circulación o irrigación sanguínea o bien poca inervación (conducción nerviosa), entre otras explicaciones posibles. Sin embargo, se convierten en advertencia si hay cambios de color en la piel. Con esto como base, las causas pueden ser:

· Enfermedad de Raynaud: Es un trastorno caracterizado por la aparición de crisis paroxísticas (inesperadas) y recidivantes de espasmo arteriolar (arterias de mediano calibre) de localización preferente en las extremidades superiores tras exposición al frío o por tensión emocional del paciente. Generalmente se produce una isquemia (falta de oxígeno) de uno o varios dedos, generalmente de los cuatro últimos. El espasmo suele progresar en sentido proximal (hacia muñeca, antebrazo) y afectar a vasos sanguíneos de mayor calibre.

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Cuando las crisis no obedecen a una causa conocida se habla de fenómeno de Raynaud primario o Enfermedad de Raynaud. Cuando son consecuencia de otras enfermedades, se habla de fenómeno de Raynaud secundario o Síndrome de Raynaud. Estas enfermedades pueden ser:

· Enfermedades sistémicas reumatológicas, como puede ser la esclerodermia (enfermedad caracterizada por el engrosamiento y endurecimiento de la piel y el tejido celular subcutáneo),

· El lupus eritematoso sistémico,

· La dermatomiositis,

· El Síndrome de Sjögren,

· Las vasculitis (enfermedades que cursan con inflamación de los vasos sanguíneos);

· Enfermedades hematológicas como la policitemia vera o las leucemias

· Causas traumáticas (vibraciones) como ocurre en pianistas, mecanógrafos y obreros que utilizan el martillo neumático; enfermedades cérvico-braquiales: compresiones nerviosas a nivel de columna cervical, etc.

· Estados hipotiroideos: baja producción de hormonas tiroideas, por déficits de función de la glándula tiroides y otras causas, encargadas, entre otras actividades, de asegurar un correcto metabolismo en el organismo humano. La actividad metabólica corporal estará disminuida y se originará un cuadro de hipofunción corporal generalizada, caracterizado por intolerancia al frío, estreñimiento, sequedad y tumefacción de la piel, fragilidad del pelo, bradicardia -frecuencia cardiaca lenta-, hipotensión arterial, etc.).

· Tabaquismo

· Arteriosclerosis obliterante

· Estados de anemia importante o insuficiencia cardíaca

· Bajo peso corporal: La existencia de menor proporción de grasa corporal en las personas muy delgadas puede favorecer que se enfríe el cuerpo más fácilmente.

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Tener las manos frías no suele ser sinónimo de alarma en general porque es una forma que el cuerpo tiene de controlar la temperatura. Fuente: Pexels

Signos y síntomas

Las manos frías pueden acompañarse de otros signos clínicos como puede ser:

· Coloración lívida con palidez extrema, amoratada o azulada (cianosis) de la piel de los dedos.

· Tumefacción.

· Ausencia de sangrado con el pinchazo.

· Sensación de “acorchamiento” de las manos, sensación de parestesias (“hormigueos”, “agujetas o pequeños pinchazos de aguja”) o incluso, insensibilidad total de la piel.

· Puede constatarse también sensación de verdadero dolor de las manos en el paciente que las padece.

· Aparición de grietas, sequedad cutánea, heridas o, incluso úlceras y los molestos sabañones (hinchazón, de color rojo, lisa o ampollosa y ulcerada y que pica mucho. Aparece como una reacción anormal al frío y se observa, principalmente, en el dorso de los dedos de los pies y de las manos, los glúteos, la nariz, las orejas, etc).

· En los casos extremos de congelación se observarán áreas de necrosis cutánea y gangrena (piel muerta).

¿Se puede tratar?

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Muchísimas personas en el mundo padecen las manos frías en cualquier momento del día y sin importar qué actividad estén efectuando. Fuente: Pexels

· Si se puede tratar la causa subyacente que lo ha provocado, sí es posible su cura.

· Es necesario suprimir el tabaquismo, ya que favorece el estrechamiento y bloqueo de las arterias.

· Como medida general más importante, abrígate a conciencia y no te olvides de proteger del frío, sobre todo, las partes más vulnerables del cuerpo (serían las partes más distantes al corazón, como pueden ser los dedos de las manos o de los pies, la nariz, las orejas, etc.), mediante guantes, bufandas, orejeras, pasamontañas, etc.

· Realiza masajes suaves y frecuentes en las manos, con la finalidad de aumentar el aporte de riego sanguíneo a la zona.

· Las personas afectas de alguno de los casos de Raynaud se benefician del uso de ropa holgada y de evitar los actos de presión sobre los dedos. El fenómeno de Raynaud puede desaparecer de forma espontánea pero suele avanzar en uno de cada tres pacientes.

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