¿Por qué es tan difícil crear una vacuna para el VIH?

En el caso de este virus, evoluciona rápidamente cambiando todo el tiempo sus proteínas de envoltura. Haciendo que dejen de ser reconocidas por los anticuerpos.

Por:

José Banco

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La dificultad de crear una vacuna contra el HIV. Fuente: Producción La Peninsula

A lo largo de la historia hubo muchísimos intentos de desarrollar una vacuna, pero fracasaron, aun así, sigue habiendo nuevos desarrollos que esperamos que funcionen. Mientras tanto existen tratamientos efectivos para las personas que viven con el virus, e incluso profilaxis pre-exposición que son medicamentos que reducen las probabilidades de contraer el VHI para quienes que podrían exponerse al virus.

Debemos definir primero qué es una vacuna: hablamos de un simulacro biológico en el que enfrentamos a nuestro sistema inmunológico al falso ataque de un microbio. Gracias a este simulacro, nuestro sistema se activa y almacena en su memoria el germen con el que hemos vacunado. Cuando posteriormente nos enfrentamos a la infección real, el sistema ya entrenado recuerda, reconoce y elimina el microbio.

Los preservativos son un método eficaz para prevenir la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual. Fuente: Pexels

Intentos fallidos

En el caso de las vacunas que se han desarrollado frente al VIH, podemos distinguir tres etapas.

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    1. Inicialmente se utilizaron prototipos similares a los de vacunas clásicas frente a otros virus como el de la polio y la hepatitis B. Estas inmunizaciones inducen anticuerpos, misiles biológicos que bloquean los virus antes de que entren en nuestras células.

2. Ante su fracaso, en una segunda etapa se buscó inducir respuestas denominadas celulares, la infantería que destruye las células infectadas, pero también estos prototipos fallaron .

3. En la tercera etapa se combinaron ambas estrategias: vacunas que inducían anticuerpos y respuestas celulares. Únicamente en uno de estos ensayos, el RV144 (realizado en Tailandia), se alcanzó un resultado positivo. Pero fue insuficiente: apenas un 30 % de los sujetos vacunados alcanzaron la protección , cuando el mínimo requerido es del 50 %. Además, no fue replicado cuando se realizó un ensayo similar en Sudáfrica .

Recientemente suspendido por su falta de eficacia, el estudio Mosaico de la compañía Janssen ha sido el último. No hay más ensayos previstos de la fase III.

¿Por qué hemos fracasado?

La mayor limitación para conseguir la vacuna es que nuestro sistema inmunológico no está preparado para enfrentarse al VIH. Es fácil de entender con un ejemplo. ¿Qué ocurre cuando nos infectamos de covid? Si no nos encontramos entre el 1% de fallecidos, en el 99% de los afectados nos curaremos porque nuestro sistema inmune elimina el virus en pocos días. En cambio, de 100 personas infectadas por el VIH, ninguna es capaz de eliminar el virus. En ausencia de tratamiento, 99 de esos 100 morirán de sida.

Nos enfrentamos, pues, a un desafío nuevo: enseñar al sistema inmune a hacer algo que no sabe hacer naturalmente. No basta despertar la respuesta como hacen las vacunas tradicionales, porque esa reacción no funciona. Hay que instruir al sistema inmunológico para que haga algo nuevo que sea eficaz.

El lazo rojo es un símbolo internacional que muestra apoyo a la lucha contra el VIH/SIDA y solidaridad con las personas afectadas por la enfermedad. Fuente: Pexels

Buenas noticias

En primer lugar, a pesar de su hermetismo, hemos encontrado pequeñas grietas en la envoltura del VIH. Algunos anticuerpos muy especiales, que denominamos “ampliamente neutralizantes”, pueden alcanzar esos talones de Aquiles del virus y bloquearlo. Aunque son muy minoritarios, estos anticuerpos existen y son producidos por algunos pacientes. Como sabemos a qué zona precisa de la envoltura del VIH van dirigidos, podemos modificarla y sintonizarla para generar vacunas que induzcan estos anticuerpos.

El último desafío es producir esos anticuerpos de manera rápida. Es posible hacerlo inmunizando secuencialmente con distintas variantes de la proteína de la envoltura. Mediante esta estrategia aceleramos la maduración de los anticuerpos producidos por el sistema inmune.

Datos del Mundo y España

Un análisis de sangre para el VIH es la única manera de saber si una persona ha contraído el virus. Fuente: Pexels

En 2020, 1,5 millones de personas se infectaron por VIH y 680.000 murieron de sida . El virus está ahí, y sigue matando. Desarrollar una vacuna es la única forma de acabar con él. Por difícil que sea hemos de seguir intentándolo. En España, la infección por VIH sigue propagándose, aunque el número de personas infectadas ha descendido drásticamente. En 2022, se notificaron 2.956 nuevos diagnósticos de VIH, de los cuales el 46,8% fueron tardíos. Se estima que entre 130.000 y 160.000 personas viven con el virus.

También en el mismo año, 303 personas fallecieron a causa del VIH y el SIDA, lo que representa una tasa de mortalidad de 0,6 por 100.000 habitantes. El 79,2% de las muertes fueron en hombres y el 20,8% en mujeres. A pesar de la disponibilidad de tratamientos eficaces, el 13% de las personas con VIH en España no saben que lo tienen. Sin embargo, el 92,5% de las personas con VIH conocen su diagnóstico, el 96,6% están recibiendo tratamiento y el 90,4% tienen la carga viral suprimida, lo que significa que no contagian la enfermedad.

La prueba del VIH está disponible en todos los centros sanitarios: hospitales, urgencias y centros de salud. Para mejorar el acceso al diagnóstico, también se puede realizar la prueba en otro tipo de centros. Puedes hacerte la prueba del VIH en los centros del sistema sanitario público de forma gratuita y confidencial:

· Centros de salud de Atención Primaria (médico de familia).

· Centros de Atención Especializada (hospitales y centros de especialidades).

· Centros de planificación familiar.

· Centros de diagnóstico y prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS).

· También puedes hacértela en:

· Farmacias (sólo en algunas comunidades autónomas: Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Ceuta y País Vasco).

· Laboratorios de análisis clínicos.

· Centros comunitarios y de organizaciones no gubernamentales (ONG).

Asimismo, existen centros sanitarios privados que realizan la prueba.

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