La increíble historia del estafador que vendió el Puente de Brooklyn y la Estatua de la Libertad

George C. Parker ganó fama como un maestro del engaño en las calles de Nueva York. Su impactante recorrido.

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Nicolas Lafferriere

La increíble historia del estafador que vendió el Puente de Brooklyn y la Estatua de la Libertad
Un estafador del siglo XIX fue capaz de vender la Estatua de la Libertad. Fuente: Pexels

El mundo de los engaños ha dejado un sin fin de historias que, más allá de ser relatos interesantes, nos enseñan lo peligroso que era el mundo en la antigüedad. La de George C. Parker es una de ellas, centrándose en su astucia a la hora de encarar a sus compradores con propiedades tan llamativas como el Puente de Brooklyn, en Nueva York, Estados Unidos.

Las ventas de George C. Parker

La vida de George C. Parker es un misterio en varios aspectos. Se sabe que nació en 1860 en Nueva York, hijo de inmigrantes irlandeses, y que logró graduarse de la enseñanza media. Sin embargo, no se ha encontrado un origen en su talento innato para el engaño y la estafa.

El hombre era capaz de presentarse bajo nombres falsos, como eran los de James J. O’Brien, Warden Kennedy, Mr. Roberts y Mr. Taylor. Gracias a sus documentos falsificados y a su ingenio a la hora de negociar, Parker logró convencer a varios ingenuos de que eran dueños de múltiples recintos de importancia histórica dentro de Nueva York.

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El Puente de Brooklyn protagonizó una de las estafas más famosas de George C. Parker. Fuente: Pexels
    La Estatua de la Libertad, el Museo Metropolitano del Arte, e incluso el Madison Square Garden fueron “vendidos” por Parker a clientes que rara vez sospechaban de la falsedad en estos negocios. Su estafa más famosa consistía en entregar documentos falsos que acreditaban la propiedad del Puente de Brooklyn, una actividad que realizaba al menos dos veces por semana.

Uno de los clientes del “vendedor” llegó al punto de instalar un peaje en el Puente de Brooklyn, asegurando con sus documentos falsos que era dueño de esta construcción. La policía detuvo aquel hecho y arrestó de forma inmediata al autoproclamado dueño de la construcción.

Su caída y muerte

Parker no fue capaz de correr con la misma suerte todo el tiempo. Sus primeros arrestos a inicios del Siglo XX lo colocaron en el punto de mira de la Policía de Nueva York. Se dice que en 1908, y al más puro estilo de una caricatura de los Looney Tunes, el estafador logró escapar de la ley confundiendo a los guardias con un disfraz de policía.

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George C. Parker fue condenado a cadena perpetua por sus estafas. Fuente: X (@PradeepB_Tweets)

El truco no duró mucho tiempo, y en 1928 ya acumulaba cuatro condenas por estafas graves. Fue a finales de ese año donde recibió una sentencia de cadena perpetua obligatoria, que cumplió en la Prisión de Sing Sing. Su muerte, tan misteriosa como su vida temprana, tuvo lugar en algún momento de 1937 dentro de su celda.

Tan llamativa como una película de Hollywood, la historia de George C. Parker nos recuerda lo lejos que puede llegar una mentira para aquellas personas con menos escrúpulos. Sus estafas son un ejemplo de lo importante que es autentificar nuestros negocios.

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