La historia del hombre con discapacidad que podría vivir y trabajar en el espacio

Se trata del ex atleta paraolímpico John McFall, quien ya entrena en Colonia, Alemania, con la posibilidad de visitar y trabajar en la Estación Espacial Internacional.

Por:

Cristian Ortega Mahan

El ex atleta paralímpico británico John McFall está colaborando con la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) en un estudio pionero para evaluar la viabilidad de que una persona con discapacidad física viva y trabaje en el espacio.

McFall, de 43 años, se somete a un entrenamiento convencional, como en la oscuridad de una caja de metal del tamaño de un ataúd que comienza a rotar.

“Cuanto más rápido gira, mayor es la carga G”, explica McFall a la BBC durante una parte de su entrenamiento. “Hoy vamos a alcanzar aproximadamente 6G, es decir, seis veces la fuerza de la gravedad. Esto replica cómo sería durante el reingreso a la atmósfera en una cápsula Soyuz”, detalla.

La prueba forma parte del programa de formación de McFall con la ESA. En el 2022, fue seleccionado como el primer candidato a astronauta con discapacidad física para participar en un estudio innovador para evaluar la posibilidad de ir al espacio de manera segura.

La historia de un luchador

McFall, amputado tras un accidente de motocicleta a los 19 años, suele utilizar una prótesis de alta tecnología. Sin embargo, se la quitó para probar los efectos de la centrifugadora en la parte superior de su pierna.

La cirujana de vuelo de la ESA, Maybritt Kuypers, lo está monitoreando. “Es la primera vez que tenemos a un amputado en la centrifugadora”, explica Kuypers. “El astronauta está básicamente tumbado boca arriba en una especie de posición sentada, por lo que esto influye en el flujo sanguíneo, también en la pierna. Teníamos curiosidad por ver cómo le afectaría eso, pero todo salió muy bien”, añade.

McFall dejó temporalmente su carrera como cirujano ortopédico para embarcarse en el entrenamiento de astronautas. Se mudó del Reino Unido al Centro Europeo de Astronautas, en Colonia, Alemania.

Aunque no tiene garantizado un vuelo espacial, este estudio analizará qué adaptaciones son necesarias para hacerlo posible: ya sea en la nave espacial, los trajes espaciales o sus diversas prótesis de piernas.

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McFall está evaluando su prótesis deportiva en la actualidad. El deporte es una parte importante de su vida, ya que es un ex velocista paralímpico ganador de medallas. Mantenerse en forma en el espacio es crucial para preservar la masa muscular y la densidad ósea.

Para replicar las condiciones de ingravidez en la Estación Espacial Internacional (EEI), McFall utiliza una caminadora antigravedad especial que lo eleva ligeramente con una bolsa de aire.

Sin embargo, McFall encuentra que su prótesis no funciona tan bien en este entorno. “Noto que la prótesis está demasiado rígida”, explica. “Eso se debe a que soy más liviano y pongo menos fuerza en ella, por lo que se dobla menos y, por lo tanto, me da menos elasticidad”.

McFall cree que necesitará varias prótesis de pierna en la EEI. “Habría una prótesis para correr, un repuesto para la prótesis del microprocesador y también está la mecánica, que probablemente habrá que llevar dentro del traje espacial para el lanzamiento y el regreso”, detalla.

La ESA es la primera agencia espacial en llevar a cabo un proyecto de este tipo. Frank De Winne, director del Centro Europeo de Astronautas, ve esta iniciativa como una gran oportunidad para aprovechar el talento de personas con discapacidad, como McFall.

“Creemos que esta es una gran oportunidad porque tenemos muchos talentos fantásticos entre las personas que tienen una discapacidad, como vemos en el caso de John”, afirma De Winne. “¿Por qué no intentamos aprovechar este talento para grandes misiones como las de astronautas?”, plantea.

El traslado a Alemania supone un gran cambio para la familia de McFall, incluida su esposa, Sonia, ex gimnasta olímpica, y sus tres hijos pequeños, Fin, Isla e Immy.

De regreso en la centrifugadora, McFall levanta el pulgar. “Fue fantástico”, dice con una sonrisa. “Y sabes qué, en realidad no noté mi pierna derecha durante todo el proceso. Probablemente, fue la parte más cómoda para mí durante todo el procedimiento. Y es realmente bueno saberlo para este estudio de vuelo”, relata.

McFall está aproximadamente a la mitad del proyecto y hasta ahora no ha encontrado nada que pueda interponerse en el camino de una misión. Cada prueba para el espacio le confirma que ha tomado la decisión correcta, porque esto podría cambiar las percepciones de la gente.

“Me gusta pensar que ampliará sus horizontes y su conocimiento de lo que es capaz de hacer una persona con una discapacidad física”, afirma McFall. “Pero también espero que me vean simplemente como John. Porque solo soy John y quiero ser astronauta y resulta que tengo una discapacidad física. Este es el mensaje que estamos tratando de transmitir”, cierra.

Sobre la Agencia Espacial Europea

La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) es una organización intergubernamental dedicada a la exploración espacial. Fue fundada en 1975 y su sede se encuentra en París, Francia.

La ESA cuenta con 22 Estados miembros, que colaboran en programas y proyectos espaciales con el objetivo de promover la investigación científica y tecnológica en Europa, así como desarrollar y operar sistemas espaciales para diversos fines, como la observación de la Tierra, la exploración del espacio profundo, la navegación por satélite y la investigación en microgravedad.

La ESA trabaja en estrecha colaboración con otras agencias espaciales, como la NASA en Estados Unidos, y participa en misiones conjuntas con otros países y organizaciones internacionales. Su objetivo es contribuir al avance del conocimiento humano sobre el universo y mejorar la vida en la Tierra mediante el uso pacífico del espacio.

Sobre la Estación Espacial Internacional

La Estación Espacial Internacional (EEI) es un laboratorio espacial en órbita alrededor de la Tierra. Es un proyecto conjunto que involucra a múltiples agencias espaciales, incluyendo la NASA (Estados Unidos), Roscosmos (Rusia), la Agencia Espacial Europea (ESA), JAXA (Japón), y CSA (Canadá).

La EEI es un lugar donde los astronautas de diferentes países viven y trabajan juntos en una variedad de experimentos científicos y actividades relacionadas con la exploración espacial.

La estación espacial se lanzó en módulos, comenzando en 1998, y desde entonces ha sido continuamente habitada por tripulaciones rotativas de astronautas. La EEI orbita la Tierra a una altitud de aproximadamente 400 kilómetros y viaja a una velocidad de más de 28.000 kilómetros por hora.

Ofrece un entorno único para la realización de investigaciones en microgravedad, el estudio de los efectos del espacio en el cuerpo humano, la observación de la Tierra y la realización de experimentos en campos como la biología, la física, la medicina y la tecnología.

La EEI también sirve como plataforma para probar nuevas tecnologías y sistemas que serán utilizados en futuras misiones espaciales, incluyendo exploraciones a la Luna y a Marte. Además, desempeña un papel importante en la cooperación internacional en el ámbito de la exploración espacial y en el avance del conocimiento científico para beneficio de la humanidad.