¿Fina, marina o rosa del Himalaya? Este es el mejor tipo de sal para la salud, según médicos

Un especialista destacó que la sal no es perjudicial por sí sola, aunque sí lo es su consumo excesivo.

Por:

Luciano Carluccio

El bajo consumo de sal, a menudo vinculado a un estilo de vida saludable, convierte a la comida, especialmente la procesada, en un villano. Sin embargo, evitar la sal refinada en exceso puede ser tan peligroso como consumirla en exceso, según explica el nutricionista Daniele Mello a O GLOBO.

Daniele destaca que la sal no es perjudicial por sí sola, sino su consumo excesivo. La OMS recomienda no más de 5 gramos al día por persona, mientras que los brasileños consumen en promedio 14 gramos, lo que puede provocar problemas de salud graves como hipertensión y enfermedades cardiovasculares.

Las consecuencias de la falta de sal incluyen desmayos, debilidad y daños neurológicos debido a su papel en los impulsos nerviosos, la contracción muscular y el equilibrio líquido celular, así como en la regulación del yodo, un micronutriente esencial para la síntesis de hormonas tiroideas y la prevención de enfermedades como la diabetes y los problemas cardíacos.

El mejor tipo de sal para la salud según especialistas

En cuanto a los tipos de sal recomendados, el especialista sugiere diferentes opciones para cada paciente. Desmitifica el supuesto poder de la sal rosa del Himalaya, señalando que su costo es alto y sus beneficios son insignificantes en comparación con otras sales. Además, su bajo contenido de sodio puede llevar a un aumento en la cantidad de sal consumida, lo que aumenta el costo y el sodio, perjudicando tu salud.

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Los profesionales suelen recomendar tres tipos de sal: la sal común para personas sanas, la sal ligera para personas hipertensas debido a su menor contenido de sodio, y la sal marina, que contiene menos aditivos químicos y más minerales, siendo la más recomendada para quienes necesitan ajustar su consumo de sodio.

Hay que destacar además que ningún tipo de sal es necesariamente mala y puede evitarse por completo. El secreto está precisamente en la dosis. Para intentar reducir el consumo de sal y adaptarse a la cantidad establecida por la Organización Mundial de la Salud (5 g/día), se deben tomar diferentes precauciones.