La extraña razón por la que una monja llevaba el cadáver de una mujer en su maleta
“Hacen esta especie de pacto para aislarse del mundo, tenían aspiración de ser monjas de claustro” señala uno de los policías chilenos encargados del caso.
¿Hasta qué punto puede llegar una amistad? Pues estas mujeres, llevaron su amistad un paso más allá de la muerte, en un caso que ha conmocionado a toda la sociedad chilena.
En un día aparentemente normal, un recolector de basura, encuentra una maleta y decide llevársela para ver si tiene algo de valor, si embargo es sorprendido por un “mal olor”, al descubrir de qué se trataba, decide abandonarla donde finalmente es descubierta por la Policía.
Adentro de dicha maleta se encontraba Érica, una mujer de 59 años. Este hecho, llamó la atención de la Policía chilena al pensar, en un inicio, que era obra del narcotráfico, sin embargo todo dio un giro inesperado al descubrir quién era el responsable.
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El caso tan peculiar y extraño
El hecho ocurrido en Ñuñoa en el este de Santiago de Chile, una comunidad tranquila, provocó que la Policía investigara de tal manera que dio con Lorenza de 80 años, una monja que tuvo el cuerpo de su amiga Érica al menos 6 meses para posteriormente deshacerse del cuerpo dentro de una maleta.
La monja de 80 años, fue descubierta por las grabaciones de las cámaras de seguridad que se encontraban en su camino. De acuerdo con los primeros reportes, el cuerpo de la mujer que se hallaba dentro de la maleta, no tenía rasgo alguno de violencia o maltrato, por lo que las autoridades determinaron que falleció de muerte natural, es decir, no hubo participación de otras personas.
La monja también abandonó junto a la maleta, un documento de identidad de su amiga de 59 años. Sin embargo, por este caso la Policía podría darle una condena de entre 64 a 540 días privada de su libertad.
El pacto de “amistad”
La monja explicó que ella y su amiga Érica llegaron a un pacto en el que no denunciarían nunca el fallecimiento de la otra y mantendrían mantendrían en su casa los restos de la que falleciera antes.
Por si fuera poco, esta monja se encargó de cuidar a su amiga hasta el último de sus días, ya que padecía de cáncer. Cabe destacar que ambas mujer vivían recluidas. Y Érica había fallecido en abril de 2023.
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