¿Rompió Donald Trump el protocolo durante el funeral del Papa Francisco?

Esto dicen los códigos de vestimenta y los protocolos sobre la presencia de Donald Trump en la despedida del Papa.

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Por:

Adonis Martínez

Donald Trump
El presidente de los Estados Unidos, como siempre, acapara todos los focos. Fuente: Península ES.

La Plaza de San Pedro se convirtió en el centro del mundo durante la despedida al Papa Francisco, en un acto solemne donde cada gesto y cada mirada hablaban por sí solos. La emoción era palpable en el ambiente, en una ceremonia en la que el protocolo riguroso marcaba el ritmo de la jornada.

Entre todas las imágenes que dejó el funeral, una destacó especialmente: la de Donald Trump rompiendo el estricto código de vestimenta. Mientras el negro dominaba entre los asistentes, el expresidente apareció con una llamativa corbata azul que no pasó desapercibida.

Ese pequeño gesto, en un escenario tan cargado de simbolismo, fue suficiente para centrar muchas miradas y comentarios. Un recordatorio de que, en momentos así, cualquier detalle, por pequeño que sea, se convierte en un mensaje.

¿Buscaba llamar la atención?

    Mientras la mayoría de líderes, incluida su esposa Melania, respetaban el luto riguroso vistiendo de negro, Donald Trump optó por desmarcarse. Eligió un traje azul y una corbata a juego, una elección imposible de ignorar en medio de la sobriedad que dominaba el acto.

La decisión de Trump no pareció fruto de un descuido. En un evento donde la norma era la discreción, su imagen destacaba inevitablemente entre la multitud, captando todas las miradas. En un mar de negro, el azul de su vestimenta actuó como un imán durante la despedida del Papa Francisco.

Así, mientras el mundo se reunía para rendir homenaje, Trump volvió a ocupar el centro de atención. Como ya ha ocurrido en otras ocasiones, su figura se convirtió en el eje sobre el que giraban todas las cámaras y conversaciones.

Gestos que dicen mucho

Donald Trump, habitualmente desafiante, mostró un lenguaje corporal inusual durante la ceremonia. Sentado con los pies recogidos bajo la silla y los talones apenas apoyados, su postura hablaba de contención, de alguien más dispuesto a escuchar que a marcar el ritmo en un escenario cargado de solemnidad.

Más allá del adiós al Papa Francisco, el funeral fue una coreografía silenciosa de gestos, colores y miradas. En un acto donde el protocolo era la norma, incluso una mínima inclinación o una elección de vestuario se convertían en declaraciones, especialmente tratándose de figuras que, como Trump, acostumbran a acaparar toda la atención.


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