Terremoto en Estambul: ¿Por qué suceden tantos terremotos en Turquía?

Turquía es una de las zonas en donde más sismos se producen si repasamos las últimas fechas.

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Por:

Adonis Martínez

Terremoto Estambul
¿Por qué hay tantos terremotos en Turquía? Fuente: Península ES.

Estambul ha vivido este miércoles un fuerte seísmo que ha sacudido tanto sus calles como la memoria colectiva del país. Un terremoto de magnitud 6,2, con epicentro en la localidad de Silivri, a unos 80 kilómetros al oeste de la ciudad, se registró a las 12:49 horas y se sintió con intensidad en gran parte del área metropolitana. La agencia de emergencias AFAD confirmó que el temblor se originó a una profundidad de casi siete kilómetros.

Con sus más de 16 millones de habitantes repartidos entre Europa y Asia, Estambul se asienta sobre una zona de alto riesgo sísmico. Cada movimiento de tierra reaviva los temores de una población que convive con la amenaza latente de un gran terremoto.

El sismo llega en un contexto especialmente sensible, apenas dos años después de la tragedia de febrero de 2023, cuando un terremoto de magnitud 7,8 dejó más de 55.000 víctimas mortales en el sur del país. Aunque el impacto de este nuevo temblor ha sido menor, el recuerdo aún reciente mantiene a la población en vilo.

La razón de que haya tantos terremotos en Turquía

    La sorprendente frecuencia de terremotos en Turquía tiene una explicación geológica clara: el país se asienta sobre una auténtica encrucijada tectónica. En esta región del planeta convergen nada menos que cuatro placas: la de Anatolia, la Arábiga, la Euroasiática y la Africana. Su constante movimiento y fricción convierten al subsuelo turco en uno de los más inestables del mundo.

Los puntos donde estas placas chocan o se deslizan unas sobre otras generan enormes tensiones que se liberan en forma de sismos. En el caso de Turquía, dos grandes fallas transformantes son clave: la de Anatolia Septentrional, que recorre el norte del país con sus 1.000 kilómetros, y la de Anatolia Oriental, al este, con una extensión de unos 700 kilómetros.

Ambas fallas actúan como cicatrices activas del planeta, donde el movimiento lateral entre placas provoca temblores frecuentes y, en ocasiones, devastadores. Por eso, cada terremoto en esta zona no es un hecho aislado, sino parte de una danza geológica constante que nunca se detiene.

No es el único país que sufre de esto

Japón y la región de Anatolia comparten algo más que una alta actividad sísmica: ambas se encuentran sobre un complejo cruce de placas tectónicas. En el caso del archipiélago japonés, cuatro placas colisionan bajo sus tierras: la del Pacífico, la Filipina, la Euroasiática y la Norteamericana, haciendo de este país uno de los más expuestos a terremotos del mundo.

Esta peligrosa configuración geológica fue responsable de uno de los desastres más recordados del siglo XXI: el terremoto y posterior tsunami de 2011. El sismo, de magnitud 9, sacudió el lecho marino frente a la costa noreste y desencadenó una ola gigante que arrasó ciudades enteras.

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