¿La enfermedad que padecio el Papa Francisco tenía cura?

Su deceso se produjo apenas horas después de su última aparición pública.

Por:

Alexis Montiveros

Papa Francisco | Foto: Instagram @franciscus

Tras semanas de incertidumbre, este lunes se confirmó el fallecimiento del papa Francisco, luego de casi dos meses de complicaciones de salud. Aunque en los últimos días había mostrado señales de mejoría, su deceso se produjo apenas horas después de su última aparición pública, durante la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección.

¿Qué enfermedad padeció el papa Francisco?

El deterioro comenzó el pasado 14 de febrero, cuando el papa fue hospitalizado por una bronquitis agravada con neumonía bilateral. En ese momento, el Vaticano informó que se trataba de una hospitalización preventiva para continuar con los exámenes clínicos y tratamiento, dado que Francisco sufría de bronquitis estacional desde hacía varios inviernos.

Días después, la Santa Sede reconoció que el cuadro era “complejo”, y confirmó la presencia de una infección polimicrobiana. Esta afección implica que varios microorganismos (virus, bacterias u hongos) actúan en conjunto, lo cual complica el diagnóstico y tratamiento.

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¿Qué tan grave es la neumonía bilateral?

    La neumonía bilateral afecta a ambos pulmones y provoca que los alvéolos —pequeñas cavidades pulmonares responsables del intercambio gaseoso— se llenan de líquido y pus, lo que dificulta seriamente la respiración. Esta condición fue confirmada el 19 de febrero, a través de una tomografía computarizada practicada en el Policlínico A. Gemelli.

Debido a esta complicación, se intensificó la terapia farmacológica. Aun así, los informes médicos mantenían que su estado era estable y que había una leve mejora en sus índices inflamatorios.

¿Qué pasó cuando su salud entró en estado crítico?

El 22 de febrero, el papa sufrió una crisis respiratoria que obligó a suministrarle oxígeno de forma continua. En ese momento, también fue diagnosticado con trombocitopenia —una disminución crítica de plaquetas— y anemia, lo que requirió transfusiones de sangre.

Un día después, desarrolló una insuficiencia renal leve, que si bien estaba controlada, agravó su cuadro general. Esta condición suele estar asociada a la anemia y dificulta la capacidad del organismo para oxigenar los tejidos.

¿Mostró señales de mejoría?

A partir del 24 de febrero, el Vaticano comenzó a reportar signos positivos. Los exámenes de laboratorio indicaban que no había episodios de crisis asmáticas y que los valores inflamatorios estaban mejorando. Incluso, se publicó una imagen del papa junto a los reyes Carlos III y Camila, sin oxígeno asistido.

No obstante, el 3 de marzo, el sumo pontífice enfrentó dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, que fueron tratados con broncoscopias y ventilación mecánica no invasiva. A pesar de estas recaídas, el 12 de marzo se informó que continuaba progresando.

¿Llegó a recibir el alta médica?

El 23 de marzo, el papa abandonó el hospital sin rastros de neumonía, aunque seguía bajo tratamiento farmacológico, con fisioterapia respiratoria y sesiones ocasionales de oxigenación con cánulas nasales. Su participación en eventos públicos durante la Semana Santa dio la impresión de una recuperación definitiva, pero la enfermedad siguió avanzando en silencio.

¿Su condición tenía cura?

En términos médicos, tanto la neumonía bilateral como la infección polimicrobiana pueden ser tratables, especialmente con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado. Sin embargo, en pacientes de edad avanzada —Francisco tenía 88 años— y con antecedentes respiratorios, el riesgo de complicaciones severas aumenta notablemente.

En su caso, la acumulación de condiciones simultáneas —bronquitis, neumonía, anemia, insuficiencia renal y crisis respiratorias— terminó por debilitar su sistema, dejando pocas posibilidades de recuperación completa.

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