Así será el funeral del Papa Francisco, fallecido a los 88 años

El Papa Francisco dejó claro que su funeral debía ser de una forma muy concreta, y en línea a su trabajo papal.

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Por:

Adonis Martínez

Funeral Papa Francisco.
Así será el funeral del Papa Francisco. Fuente: Península ES.

La salud del papa Francisco había dado señales de alarma en los últimos días, con ausencias en actos clave y una debilidad cada vez más visible. Su muerte, a los 88 años, ha sacudido al mundo católico y ha dejado un vacío difícil de llenar en la Iglesia que ayudó a transformar con un estilo directo, humano y alejado del boato.

Fiel a su forma de ser hasta el final, Francisco rechazó las grandes pompas vaticanas. Su despedida, discreta y sin excesos, refleja el mismo mensaje que marcó su papado: cercanía, sencillez y un profundo compromiso con los que nunca tienen voz.

Con su fallecimiento, no solo se cierra una etapa en el Vaticano, también se marcha una figura que entendió el poder como servicio, y el liderazgo como escucha. Un Papa que prefirió los gestos pequeños antes que los grandes titulares, y esa es la sombra alargada a superar por sus sucesores.

Así quiso el Papa Francisco que fuera su funeral

    Fiel a la austeridad que marcó su vida y su pontificado, el papa Francisco dejó claro cómo quería que fuera su despedida: sin lujos, sin solemnidades excesivas y con un funeral tan sencillo como significativo. Rechazó la tradición vaticana de ser enterrado en tres ataúdes —de ciprés, plomo y roble— y pidió, en su lugar, un simple féretro de madera, visible y sin tapa durante la ceremonia.

Siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís, cuyo nombre eligió al asumir como Papa, Jorge Bergoglio quiso romper también con los símbolos de poder incluso en la muerte. Vivió sin ostentaciones, renunció a los grandes palacios y prefirió siempre la cercanía al protocolo.

Su funeral, tal como él mismo dejó dispuesto, será un reflejo de todo lo que defendió: humildad, humanidad y fe sin artificios. Un último gesto coherente con una vida dedicada a los demás.

¿Qué sucederá ahora?

Con la muerte del papa Francisco, se activa de forma automática el protocolo de transición en el Vaticano. Todos los jefes de los organismos vaticanos, incluidos los cardenales que lideraban congregaciones, pierden sus cargos. Sin embargo, sus adjuntos permanecerán al frente de los asuntos cotidianos, garantizando la continuidad operativa del Estado pontificio y de su representación diplomática en el extranjero.

Durante este periodo, solo unas pocas figuras eclesiásticas conservan su autoridad: el camarlengo —encargado de administrar los bienes y recursos del Vaticano—, el vicario general de Roma (Angelo De Donatis), el arcipreste de la Basílica Vaticana (Mauro Gambetti) y el penitenciario mayor (Mauro Piacenza), responsable de los asuntos de confesión.

El gobierno provisional de la Iglesia recae en el Colegio Cardenalicio, que asume el liderazgo hasta que se elija un nuevo Papa. Eso sí, sus competencias están limitadas: no pueden tomar decisiones de fondo ni modificar las normas de sucesión. Su misión es custodiar y preparar, no gobernar.

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