¿Materno o paterno? El abuelo favorito de los nietos es este, según la ciencia

El vínculo más fuerte puede ser decantado por algo bastante delicado de complicar, o esto nos dice la ciencia.

Por:

Adonis Martínez

Para muchos abuelos, la jubilación marca el inicio de una de las etapas más entrañables de la vida: compartir tiempo con los nietos. Lejos del ritmo acelerado que implicó criar a sus propios hijos, ahora disfrutan de momentos más pausados, llenos de ternura, juegos y confidencias que dejan huella. Es una relación única, sin prisas ni obligaciones, basada en el afecto puro.

Sin embargo, no son pocas las veces que surge la gran incógnita familiar: ¿quién conecta más con los nietos, los abuelos maternos o los paternos? Aunque a simple vista todo parece depender del carácter o la cercanía, lo cierto es que la biología podría tener algo que decir al respecto.

Algunos estudios apuntan a que las abuelas maternas suelen tener un lazo especialmente fuerte con sus nietos. La razón no sería únicamente emocional, sino genética. Según esta teoría, el vínculo estaría influido por el grado de certeza biológica y por una conexión que, desde el nacimiento, tiende a reforzarse de forma natural.

¿Qué abuelo prefieren los pequeños de la casa?

La ciencia ha encontrado una explicación biológica al motivo por el cual muchos nietos sienten una conexión especial con sus abuelas maternas. A diferencia de los espermatozoides, los óvulos transmiten no solo la carga genética convencional, sino también el ADN mitocondrial, una información que fortalece el vínculo biológico con los descendientes. Esto crea una conexión más directa entre la abuela materna y el nieto o nieta desde el plano genético.

Investigaciones de la Universidad de Cambridge han reforzado esta idea al demostrar que las abuelas por parte de madre transmiten una cuarta parte de sus cromosomas X a sus nietos. Esta herencia genética compartida, aunque no siempre visible, podría ser una de las claves que explican por qué tantos nietos sienten una cercanía mayor con ellas que con otros abuelos. La biología, en este caso, inclina la balanza.

Ahora bien, aunque la genética establece una base, el vínculo emocional se construye con tiempo, cariño y presencia. La conexión entre abuelos y nietos se alimenta día a día con abrazos, palabras, experiencias compartidas y confianza mutua. La ciencia puede explicar parte del lazo, pero es el amor cotidiano lo que lo convierte en algo verdaderamente irrompible.

Ojo con los abuelos paternos

Aunque la genética puede influir en ciertos vínculos, no determina por completo las relaciones familiares. En aquellos casos donde falta el contacto frecuente o no se da un entorno afectivo, es muy común que los nietos conecten más con los abuelos paternos o incluso con otros familiares cercanos. La cercanía emocional no se hereda, se cultiva.

Lo que realmente fortalece el lazo entre abuelos y nietos es el tiempo compartido, la escucha, el juego y la presencia constante. Más allá del ADN, es el afecto cotidiano lo que deja huella. Una infancia marcada por momentos sinceros y conexiones reales pesa mucho más que cualquier dato genético.