Un hombre muere en Alemania a manos de una dominatrix

El empresario pagó cerca de 900 euros por una sesión de bondage que le acabó costando la vida.

Durante el último fin de semana, un empresario inglés de 53 años viajó a Hamburgo, Alemania con la intención de experimentar una sesión extrema de bondage. Había acordado cada detalle con Jacqueline S., una dominatrix de 38 años, dispuesto a someterse por completo al dolor y la humillación.

Sin embargo, lo que debía ser una experiencia controlada terminó en un desenlace fatal. Este hombre pagó 750 libras (unos 900 euros) por seis horas de sumisión. La sesión comenzó con un corsé apretado y los brazos inmovilizados, antes de ser colgado del techo con una cadena de acero y asegurado con un gancho anal.

Durante los primeros minutos, todo transcurrió como lo había imaginado, con el sufrimiento como eje central. Pero su cuerpo no soportó la tensión. A los 15 minutos de estar suspendido, se desplomó sin previo aviso. Lo que empezó como una fantasía llevada al extremo se convirtió en tragedia, dejando en evidencia los riesgos de cruzar ciertos límites en la búsqueda del placer.

Murió en el acto

Jacqueline S. relató que, durante la sesión, el hombre dejó de reaccionar a los golpes en sus genitales. Su cuerpo se volvió inerte y la cadena de acero en su cuello se tensó peligrosamente, asfixiándolo cuando el mosquetón no se abrió a tiempo.

Al darse cuenta de la gravedad de la situación, salió corriendo de la habitación gritando: “¡Está muerto, está muerto!”, según publicó The Sun. Los servicios de emergencia lograron liberarlo de las cadenas y lo trasladaron de inmediato a un centro hospitalario.

A pesar de los esfuerzos médicos, su estado era crítico y, finalmente, no logró sobrevivir. Ahora, la dominatrix enfrenta cargos por lesiones corporales graves. De ser hallada culpable, podría enfrentarse a una condena de hasta tres años de prisión.

¿Son las sesiones Bondage peligrosas para nuestra salud?

Entre las prácticas más peligrosas del bondage se encuentra la asfixia erótica, una técnica que busca intensificar el placer restringiendo la respiración. Para ello, se emplean cinturones, sogas o cadenas que ejercen presión sobre el cuello, generando una sensación de control y vulnerabilidad. Sin embargo, lo que para algunos es una experiencia estimulante puede convertirse en una trampa mortal si no se maneja con extremo cuidado.

Las consecuencias de esta práctica pueden ser devastadoras. La falta de oxígeno puede provocar desde desmayos y pérdida de conciencia hasta daño cerebral irreversible o fracturas en la tráquea. Además, el riesgo no es solo físico, ya que el estrés extremo al borde del ahogamiento puede dejar secuelas psicológicas graves.