El tatuaje que casi deja a una mujer sin pie por una grave infección

Tatuarse es para toda la vida, pero esta mujer no se lo pensó demasiado, y por eso pasó esto.

author

Por:

Adonis Martínez

Tatuaje mujer
Un tatuaje en el brazo que casi le cuesta el mismo. Fuente: Producción en Canva PRO y La Península.

Las vacaciones son ese momento perfecto para salir de la rutina, atrevernos con experiencias nuevas y, a veces, tomar decisiones impulsivas, como hacerse un tatuaje. Para Kirsty Griffiths, una mujer de 34 años de Liverpool, ese fue el caso durante su viaje a Turquía, donde decidió mejorar un tatuaje que llevaba en su tobillo derecho. Lo que empezó como un simple capricho estético, terminó convirtiéndose en una experiencia que casi le cuesta la pierna.

Kirsty buscaba cubrir una rosa que no le convencía con un diseño más grande y elaborado. Pagó 130 dólares en un estudio local, confiando en que el resultado la haría sentir mejor con su piel. Pero, mientras el tatuador apenas había terminado el contorno, algo empezó a ir mal: “Comencé a sentirme mareada, como si me fuera a desmayar”, relató al Daily Mail. Lo que parecía una mejora estética ideal estaba a punto de convertirse en una pesadilla médica.

Un tatuaje barato, que salió muy caro

article image
Fuente: Canva.

La situación de Kirsty Griffiths empeoró rápidamente tras hacerse el tatuaje. Lo que comenzó como un mareo atribuido a niveles bajos de azúcar, se transformó en un dolor intenso y persistente. A pesar del malestar, continuó con su rutina, llevando incluso a sus hijos a una fiesta de Halloween.

Sin embargo, al día siguiente, su pierna estaba inflamada al doble de su tamaño normal, enrojecida, con ampollas y líquido detrás del tatuaje, evidenciando una grave infección. Alarmada, decidió regresar de inmediato al Reino Unido para recibir atención médica, enfrentándose a un vuelo de cuatro horas que describió como “las peores de su vida”.

Una celulitis mortal que casi provoca una amputación

Los médicos hicieron todo lo posible para aliviar el dolor insoportable que sufría Kirsty Griffiths. “Lloraba y gritaba todas las noches. Me inyectaban morfina una y otra vez, pero ni siquiera los analgésicos podían calmar el dolor”, relató. Su estado era tan crítico que los cirujanos consideraron la posibilidad de amputarle el pie. “Uno de ellos me dijo que, si no mejoraba, tal vez tendrían que amputarlo”, confesó. Afortunadamente, tras cuatro días en el hospital y un tratamiento intensivo con antibióticos, la situación comenzó a estabilizarse, aunque las secuelas fueron inevitables.

El tatuaje dejó su pierna marcada de forma permanente. “Ahora parece una costra negra. Me pica mucho y sigue siendo muy doloroso”, explicó. Pese a evitar la amputación, Kirsty sigue enfrentando problemas: “No puedo dormir bien por el dolor y no puedo apoyar ningún peso sobre mi pierna”.

Aún cojea, toma paracetamol regularmente y reflexiona sobre lo ocurrido. Según dijo, el problema pudo haber comenzado porque el tatuador introdujo la aguja demasiado profundo. “Esto me ha quitado las ganas de hacerme más tatuajes”, aseguró. También lanzó una advertencia para quienes consideren tatuarse en el extranjero: “Asegúrense de investigar bien y elijan cuidadosamente al tatuador”.

Temas relacionados