Encontró un montículo de tierra en su granja y era un barco vikingo de más de 1.000 años

Los hallazgos han cobrado cada vez más importancia en estos últimos tiempos. Pero este sucedió en una granja en el medio de la nada y cuenta parte de la historia vikinga.

Por:

Melisa Sbrocco

Barco vikingo, imagen ilustrativa. Fuente: Canva.

En un remoto rincón de una granja noruega, en el año 2018, un granjero hizo un descubrimiento extraordinario que alteraría el curso de su rutina agrícola anual. Mientras preparaba el terreno para la siembra, se topó con un montículo inusual que sobresalía de la tierra. Intrigado por los remaches metálicos que asomaban entre los restos del túmulo, decidió notificar a arqueólogos locales.

Las investigaciones revelaron que este montículo no era una colina funeraria ordinaria, sino los vestigios de una construcción vikinga con más de mil años de antigüedad. Recientemente, tras siete años de meticulosos análisis del suelo y los artefactos recuperados, se confirmó que se trataba de un barco vikingo.

Hallazgo arqueológico, imagen ilustrativa. Fuente: Canva.

Una hallazgo que sorprende

Noruega, conocida por su rica historia vikinga, alberga numerosos vestigios de esta cultura, incluyendo colinas funerarias que narran historias de antiguas incursiones y tradiciones funerarias únicas. Sin embargo, este descubrimiento en particular destacó por su naturaleza excepcional: un barco casi completamente desintegrado, del cual solo se conservaban algunos remaches metálicos descubiertos mediante detectores.

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El sitio del hallazgo, en las cercanías del mar Báltico y específicamente en Jarlsberg Manor, se convirtió en el centro de atención arqueológica. Christian Løchsen Rødsrud, líder del proyecto, confirmó la importancia del descubrimiento al identificarlo como un lugar de enterramiento ceremonial para un barco vikingo. Aunque la estructura del barco estaba severamente deteriorada, los remaches y otros artefactos encontrados validaron su autenticidad.

El descubrimiento de aproximadamente 70 remaches indicaba que se trataba de un navío de considerable tamaño, comparable a los famosos barcos desenterrados en Gokstad y Oseberg. Estos remaches, utilizados para unir tablones gruesos, reflejan la habilidad y la tecnología marítima avanzada de los vikingos.

Además de los remaches, los arqueólogos encontraron indicios de un ajuar funerario que incluía crampones para caballos, utilizados para mantener el calzado de los animales en condiciones heladas. Este hallazgo no solo subrayó la conexión del barco con rituales funerarios vikingos, sino que también planteó la posibilidad de que más objetos sepultados aún permanecieran enterrados en la granja.

La investigación continuará durante el verano europeo con la esperanza de descubrir más restos del ajuar funerario, aunque se reconoce la dificultad de encontrar el esqueleto humano debido a las condiciones en las que el barco se conservó.

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