Muere Ana Estrada, la primera paciente en someterse a la eutanasia en Perú

Una mujer con un diagnóstico de polimiositis logró acceder a una muerte digna y es la primera en su país.

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Por:

Melisa Sbrocco

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Muere Ana Estrada, la primera paciente en someterse a la eutanasia en Perú
Ana Estrada, la peruana que logró obtener la eutanasia y es la primera en su país. Fuente: AP Photo/Martin Mejia

El domingo pasado, Ana Estrada, una peruana de 47 años, marcó un hito en la historia de Perú al ejercer su derecho fundamental a una muerte digna, convirtiéndose así en la primera persona en acceder a la eutanasia en el país. Su valiente lucha se remonta a décadas atrás, cuando fue diagnosticada con polimiositis a la temprana edad de 12 años, una enfermedad degenerativa e incurable que debilita los músculos y la mantuvo conectada a un respirador artificial durante gran parte de su vida.

Como lo expresó su abogada, Josefina Miró Quesada, en una entrevista con Canal N, Ana “luchó incansablemente para que el Estado reconociera que la muerte digna es un derecho no solamente para ella, sino para el resto de los ciudadanos”. Esta lucha, además, fue un acto de reafirmación de su libertad de conciencia y su derecho a decidir sobre su propia vida, al margen de las opiniones mayoritarias.

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Ana Estrada. Fuente: AP Photo/Martin Mejia.

La primera mujer de Perú en escoger la eutanasia para morir

El procedimiento médico que Ana eligió llevar a cabo se realizó conforme al Plan y Protocolo de Muerte Digna, aprobado por el seguro social estatal EsSalud, en base a una histórica sentencia a su favor emitida en febrero de 2021 y ratificada por la Corte Suprema en julio de 2022. En palabras de su abogada, Ana murió “en sus propios términos, conforme a su idea de dignidad y en pleno control de su autonomía hasta el final”.

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Ana Estrada. Fuente: AP Photo/Martin Mejia.

Su caso no solo fue un asunto legal, sino que se convirtió en un símbolo de la lucha por la eutanasia en Perú. Como señaló Ana en enero de 2024, antes de su fallecimiento, estaba satisfecha por poder elegir al médico que la asistiría durante el procedimiento, tras resolver las observaciones al protocolo del seguro social. Esta elección no solo fue un acto de autonomía, sino también una reivindicación de su derecho a decidir sobre su propio destino.

La familia de Ana, en un comunicado, expresó su gratitud hacia todas las personas que apoyaron su causa y celebraron su vida. “El legado de Ana vivirá en la mente y el corazón de muchas personas y en la historia de nuestro país”, afirmaron. Sus acciones trascendieron las fronteras de Perú, sensibilizando a miles sobre la importancia de defender el derecho a una muerte digna.

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