La generación Z prefiere TikTok al streaming por esta inesperada razón

Todo esto se produce en una época en la que saturarse es realmente sencillo, pero, ¿Por qué ellos dicen NO a las pantallas?

Por:

Adonis Martínez

La Generación Z, que abarca a los nacidos entre finales de los 90 y principios de los 2010, está transformando la forma en que se consume entretenimiento digital. Según un informe de Deloitte, más del 50 % ha cancelado recientemente alguna suscripción de streaming, y un 47 % considera que servicios como Netflix o Disney+ ya no valen lo que cuestan.

Este cambio no se explica solo por razones económicas. Aunque dedican casi 7 horas diarias a las pantallas, sus hábitos han evolucionado. El modelo de plataformas que dominó la última década empieza a perder fuerza.

El cine y las series tradicionales están perdiendo terreno frente a los creadores de contenido, que conectan mejor con sus intereses, lenguaje y dinámicas. La Generación Z busca formatos más ágiles, personalizados y participativos.

El vínculo emocional, clave en este gran cambio

Más de la mitad de la Generación Z siente una mayor conexión con los vídeos de redes sociales que con las producciones tradicionales. Además, el 56 % se identifica más con influencers y streamers que con actores de cine o televisión, lo que refleja un cambio profundo en los referentes culturales.

Este giro también impacta directamente en las plataformas de streaming. Hace tres años, el 63 % de los jóvenes tenía al menos una suscripción; hoy, esa cifra ha caído al 49 % y sigue bajando. La fidelidad hacia estos servicios se debilita.

Ni siquiera los contenidos deportivos escapan a esta tendencia. Un 23 % de suscriptores planea cancelar su acceso en el próximo año. Muchos prefieren ver los momentos destacados en redes sociales, donde circulan gratis y en formato breve.

¿Estamos ante una lucha perdida?

La Generación Z no está dejando de consumir entretenimiento, simplemente ha cambiado las reglas del juego. Frente al modelo tradicional, prefiere experiencias más interactivas, personalizadas y participativas, donde tiene voz y control sobre lo que ve y cómo lo ve.

El problema para las plataformas no es solo la pérdida de interés, sino la saturación. Compiten no solo entre ellas, sino contra un flujo constante de contenido gratuito y dinámico en TikTok, YouTube o Twitch. Pagar por un catálogo cerrado, con estrenos escalonados y formatos repetitivos, resulta cada vez menos atractivo.

Esta generación busca inmediatez y conexión emocional. El modelo unidireccional del streaming empieza a quedar atrás, y si las grandes plataformas no evolucionan, podrían encontrarse con un escenario inquietante: el espectáculo sigue… pero la audiencia ya no está mirando.