La OCU advierte los riesgos a la salud por usar tápers

Guardar la comida en estos envasados plásticos puede arriesgar nuestra salud, de acuerdo a un nuevo estudio.

Por:

Adonis Martínez

Comer desde un táper (o tupper) podría no ser tan bueno para la salud. Fuente: Península ES/ Pexels.

Aquella fiambrera de antaño se ha coronado como el tupper moderno tras el reinado de Tupperware, aunque la RAE nos chista que lo suyo es decir ‘táper’. Pero más allá de bautizos lingüísticos, lo que importa es usarlos con cabeza: en España, uno de cada dos los maneja como no debe, dejando que los materiales suelten sus secretos químicos en la comida que guardan.

Con la vida a mil por hora y las casas convertidas en pit stops, el táper se ha vuelto el salvavidas de quienes buscan comer decente fuera. La OCU, con estudios en mano, avisa que meter la pata con ellos no es peccata minuta: puede jugarnos una mala pasada en la salud si no se dominan las reglas del juego.

Los riesgos de comer en tápers. Fuente: Península ES/ Pexels.

¿El peligro? Si los tratas como si nada, sobre todo dándoles un paseíto por el microondas en plancha de plástico, los bichos químicos se cuelan en el menú. Los sabios de la alimentación insisten: hay que tener maña con estos cacharros para que no nos amarguen el plato ni la digestión.

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¿Por qué los tápers son malos para la salud?

Los tápers, sean de plástico, vidrio o acero, son los reyes de la conservación casera y el transporte de viandas al trabajo, pero si los tratas sin miramientos, te pueden dar un susto. La OCU pone el grito en el cielo: los de plástico, en especial, sueltan veneno químico si los achicharras en el microondas, sobre todo cuando están cascados.

Con comidas aceitosas o picantes, el riesgo se dispara, y no todos los recipientes aguantan el calor: solo los marcados con el símbolo del microondas pasan el corte, aunque mejor ir a lo seguro con un buen plato de loza.

El táper puede ser un elemento dañino para nuestra salud y la de nuestra descendencia. Fuente: Unsplash

El verdadero marrón viene de bichos como el bisfenol A (BPA) o los ftalatos, que algunos plásticos llevan en su ADN. Cuando les das caña térmica, estos intrusos se cuelan en el guiso, y no son precisamente inofensivos: pueden descolocarte las hormonas, meterte en problemas con el metabolismo o incluso abrir la puerta a enfermedades graves como el cáncer.

Nuestro estilo de vida, otro culpable

La vida moderna te empuja a tirar del táper a diario, pero muchos no saben que no son juguetes. La OCU insiste en que el peligro acecha si los usas a lo loco, sobre todo con alimentos que chupan todo lo malo.

Así que, antes de recalentar el menú, échale un ojo al envase: no sea que comer con prisas te pueda costar la vida.

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