La muralla más larga de Europa está en España y mide 6 kilómetros: ¡Descúbrela!

Se trata de un atractivo turístico y cultural que no suele estar en el radar de muchos españoles y visitantes. Conoce detalles únicos y muy llamativos de esta belleza.

Por:

Cristian Ortega Mahan

Muralla de Badajoz, la más larga de Europa. Fuente: Canva - La Península - X @TurismoBadajoz

Caminar por murallas históricas es como abrir una ventana al pasado, permitiéndonos conectar con épocas de conquistas y batallas. Entre las fortificaciones más imponentes de Europa, destaca la muralla de Badajoz, cuyo tamaño y relevancia superan incluso a las célebres murallas de Ávila o Lugo.

Ubicada a menos de 8 kilómetros de la frontera portuguesa, Badajoz, fundada en el año 875, ha sido una ciudad con una clara vocación militar debido a su ubicación estratégica. A lo largo de su historia, al menos dos sistemas de murallas han protegido su perímetro: una medieval y otra moderna, conocida como abaluartada. Esta última, construida en el siglo XVII, incluye elementos defensivos avanzados como baluartes, fosos, caminos cubiertos, revellines y fuertes exteriores, tal como se detalla en la página oficial de turismo del Ayuntamiento de Badajoz.

Comparativa: Badajoz y Elvas

Para entender la importancia de las murallas de Badajoz, es imprescindible comparar su sistema defensivo con el de Elvas, ciudad portuguesa también fronteriza. En Elvas, una guarnición militar protegía una red de fortificaciones que, en el 2012, fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por su valor histórico. Sin embargo, Badajoz no queda atrás: sus murallas, con más de ocho kilómetros de extensión, representan la fortificación más extensa de Europa, muy por delante de los 3 kilómetros de las murallas de Ávila o los poco más de 2 kilómetros de las de Lugo.

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La fortaleza de Badajoz

    Históricamente, Badajoz contaba con ocho baluartes principales: San Pedro, Trinidad, Santa María, San Roque, San Juan, Santiago, San José y San Vicente. A ellos se sumaban dos semibaluartes, conocidos como Palmas y San Antonio. Este último conectaba la muralla moderna con la alcazaba de origen musulmán, reforzando la defensa de la ciudad.

La función principal de esta muralla era proteger a Badajoz frente a prolongados asedios, ofreciendo no solo solidez estructural sino también puntos estratégicos de vigilancia gracias a sus torres almenadas. Este sistema defensivo comenzó a construirse en el siglo IX, durante la dominación musulmana, y fue evolucionando a lo largo de los siglos, adaptándose a los avances en técnicas de guerra y consolidándose como un ejemplo único de arquitectura militar.

Recorrido por el recinto amurallado

El corazón del sistema defensivo de Badajoz es su Alcazaba, considerada una de las más grandes de España. Construida en adobe y tapial, es un testimonio sobresaliente de la ingeniería militar islámica. Desde puntos emblemáticos como la Torre de Espantaperros, los visitantes pueden disfrutar de vistas espectaculares del río Guadiana y los alrededores.

La muralla también cuenta con puertas históricas que conectan la ciudad con el exterior, siendo la Puerta de Palmas una de las más icónicas. Su diseño renacentista la convirtió en el acceso principal a Badajoz y, actualmente, es un símbolo de la ciudad que atrae a viajeros e historiadores.

Por otro lado, los baluartes construidos en el siglo XVII reflejan la necesidad de adaptación ante el auge de la artillería en las guerras de la época. Entre los más destacados se encuentran los baluartes de San Pedro y San Roque, que, aún hoy, imponen con su arquitectura robusta y estratégica.

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