¿Un narcotraficante encubierto? La doble vida de Óscar Sánchez Gil

Las últimas investigaciones de la Policía Nacional aseguran que el papel del exjefe de la UDEF en el narcotráfico era más profundo de lo que se pensaba.

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Nicolas Lafferriere

La doble vida de Óscar Sánchez Gil
De día policía y de noche narcotraficante. ¿Cuál de ellos es el verdadero Óscar Sánchez Gil? Fuente: Producción La Península Es / Flickr / Policía Nacional

Con el paso de los días, la investigación alrededor de Óscar Sánchez Gil (45) desnuda una nueva teoría alrededor de su vida y acciones. Lejos de ser un policía que estrechó la mano negra del narcotráfico, el exjefe de la UDEF tendría un vínculo más profundo que lo pensado con el comercio de drogas y el blanqueo del dinero.

¿Policía o integrante del narcotráfico?

La investigación alrededor de la red criminal de Óscar Sánchez Gil resultó en el descubrimiento de una vida criminal que el policía supo esconder durante más de cinco años. Los informes rescatados en los últimos días señalaban su papel como informante para una red de narcotráfico, por el que cobraba propinas sobre el millón de euros.

Óscar Sánchez Gil
Óscar Sánchez Gil escondía 20 millones de euros en su hogar. Fuente: Producción La Península Es / Policía Nacional

Pero su rol de informante era solo la punta del iceberg en sus acciones criminales. El reciente descubrimiento de una cuenta de ahorros en Dubái y el rastreo de las empresas ilícitas que manejaba junto a su esposa y su cuñada abrieron las puertas a una doble vida como delincuente que iría más allá de una simple alianza.

Las fuentes cercanas a la investigación señalaron a El Español la posibilidad de que Óscar Sánchez Gil no se trate solo de un policía aliado al narcotráfico, sino que podríamos estar ante un hombre que utilizó su trabajo como jefe de la UDEF como una pantalla de sus labores en el mundo del lavado del dinero y el tráfico de drogas.

La fachada de Óscar Sánchez Gil

Y mientras era un protagonista de la red de narcotráfico más grande de España, el nombre central en esta investigación mantenía las apariencias como un servidor público de puntaje promedio y día a día familiar. Para sus compañeros en la Policía Nacional, Óscar Sánchez Gil era un hombre de vida anodina y costumbres que seguía en su día a día.

El, entonces, discreto jefe de la UDEF conducía el mismo Range Rover desde hace una década, y vivía en un tranquilo chalet de Villalbilla, cerca de Alcalá de Henares. Óscar Sánchez Gil compartía su hogar junto con sus hijos y su esposa, quien también trabajaba para una de las ramas de la Policía de España.

El único vicio que presumía a sus compañeros era un palco en el Santiago Bernabéu, pagado de su bolsillo, donde se sentaba a disfrutar los partidos del Real Madrid. Aquella era la pantalla perfecta para esconder sus movimientos dentro del narcotráfico. Era difícil creer que un hombre de barrio como aparentaba Óscar Sánchez Gil tuviera a su nombre negocios en Dubái y millones de euros escondidos.

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