Caso Errejón: ¿Es realmente la adicción al sexo una enfermedad?

Se especula con que el renunciado político tenga algún tipo de adicción, a ciertas sustancias, pero también al sexo, lo que abre la pregunta: ¿Existe la edicción al sexo?

Por:

Cristian Ortega Mahan

Los especialistas no se ponen de acuerdo respecto a si existe o no la adicción al sexo. Fuente: Canva - Pexels - La Península

El escritor estadounidense Mark Twain dijo alguna vez que dejar de fumar era fácil, ya que él lo había logrado 100 veces. Twain murió a causa de cáncer de pulmón. Como sociedad, hemos llegado a reconocer la existencia de adicciones a sustancias como la nicotina, el alcohol y otras drogas.

Sin embargo, cuando se trata de la adicción al sexo, hay desacuerdos entre los expertos sobre su existencia como fenómeno real. En la actualidad, la adicción al sexo no se reconoce como un diagnóstico clínico. Esto implica que, al menos en el Reino Unido, y también en otras partes del mundo, no existen estadísticas sobre cuántas personas han buscado atención médica para este tipo de problema.

El debate toma vuelo en España de la mano del escándalo de Íñigo Errajón, destacado político que ha renunciado a todos sus cargos por denuncias de agresiones sexuales que algunos atribuyen a una supuesta adicción al sexo.

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Falta de evidencia

    Los editores del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, una herramienta esencial en Reino Unido y Estados Unidos, consideraron incluir la adicción al sexo en la última edición, pero decidieron no hacerlo por la falta de evidencias concretas. No obstante, recientemente se ha propuesto incluir el término “comportamiento sexual compulsivo” en la Clasificación Internacional de Enfermedades, el manual de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La adicción al juego fue considerada anteriormente para esta categoría de comportamientos compulsivos, pero logró el estatus formal de diagnóstico como adicción en el 2013, junto con el trastorno por atracón, tras la aparición de nueva evidencia.

Los terapeutas opinan que la adicción al sexo podría seguir un camino similar.

Los especialistas no se ponen de acuerdo respecto a si existe o no la adicción al sexo. Fuente: Canva - Pexels - La Península

Actividad cerebral

Un estudio de 2014 encontró que la actividad cerebral de los “adictos al sexo” al ver pornografía es comparable a la de los adictos a las drogas cuando se les presenta su sustancia de elección. En ese momento, la autora principal, Valerie Voon, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, declaró a la BBC: “Este es el primer estudio que observa la actividad cerebral en personas con estos trastornos, pero no creo que entendamos lo suficiente como para afirmarlo categóricamente como una adicción”.

La creencia en la existencia de una adicción al sexo depende de la definición que se utilice para describir una adicción, y actualmente no hay una definición oficial ampliamente aceptada. Si se considera que una adicción implica una dependencia fisiológica que puede causar daño físico al retirarla, “el sexo no puede considerarse una adicción”, sostiene Frederick Toates, profesor emérito de la Universidad Abierta del Reino Unido. Sin embargo, Toates aboga por una definición más amplia.

Búsqueda de placer

Según Toates, hay dos características principales que definen una adicción: la búsqueda de recompensa o placer y la existencia de un conflicto relacionado con este comportamiento. La búsqueda de recompensa es lo que muchos especialistas creen que diferencia una adicción de un trastorno obsesivo compulsivo, aunque ambos comparten similitudes. Las personas con adicciones buscan beneficios a corto plazo, aun si estos son menores que las pérdidas a largo plazo. En contraste, quienes padecen un trastorno obsesivo compulsivo se involucran en conductas que no les proporcionan placer.

Entonces, la pregunta es, ¿cómo se diferencian la búsqueda de placer regular de una adicción?

La psicóloga Harriet Garrod sostiene que un comportamiento se convierte en adicción cuando alcanza una intensidad tal que causa daño tanto al individuo como a su entorno. La adicción a la comida y al juego han sido reconocidas como diagnósticos, mientras que la adicción al sexo no, pues ambas han estado en la conciencia pública por más tiempo, según Garrod.

Abigael San, psicóloga clínica, también considera que el comportamiento sexual puede llegar a ser adictivo, pero señala que quienes tienen dificultades para controlar su conducta sexual suelen enfrentar problemas subyacentes como depresión, ansiedad o trauma, lo que los lleva a recurrir al sexo como mecanismo de afrontamiento. “Diferentes actividades y sustancias activan vías de recompensa de distintas maneras, pero todas lo hacen”, afirma San. “No hay razón para pensar que el sexo no funcione de la misma forma; simplemente no contamos con suficiente evidencia”.

Sin embargo, San no está convencida de que clasificarlo como adicción sea necesariamente beneficioso, especialmente para quienes utilizan el sexo para manejar otros problemas, y teme que esto conduzca a diagnósticos excesivos. Incluso hoy por hoy especialistas analizan el fenómeno de mujeres mayores de 50 que dejan el sexo.

Los especialistas no se ponen de acuerdo respecto a si existe o no la adicción al sexo. Fuente: Canva - Pexels - La Península

¿Es la adicción al sexo un mito?

No todos coinciden en que la adicción al sexo deba considerarse una enfermedad. David Ley, terapeuta sexual y autor de El mito sobre la adicción sexual, argumenta que los comportamientos comúnmente denominados como adicción sexual son, en realidad, síntomas de trastornos de ansiedad y depresión no tratados. “Comparar el sexo o la masturbación con el alcohol y las drogas es absurdo. Los adictos al alcohol pueden morir por la abstinencia”, afirma Ley. “La noción de adicción al sexo se basa en valores morales sobre lo que constituye un sexo saludable”, agrega.

“Te consideran adicto al sexo si tienes más sexo o diferentes tipos de sexo en comparación con el terapeuta que te evalúa”, añade.

Un estudio reciente que analiza la posibilidad de incluir la adicción al sexo en el manual de Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS, con investigadores que incluyen a Voon, ha intentado evitar caer en esta trampa. Por ello, los expertos subrayan que el diagnóstico no debería usarse para “describir altos niveles de interés y comportamiento sexual” ni basarse en “el estrés psicológico asociado al juicio moral o la desaprobación de los impulsos sexuales”. Para aquellos investigadores que desean un reconocimiento formal de la adicción sexual, contar con una etiqueta clínica es crucial para que quienes lo necesiten puedan recibir ayuda, independientemente de si el comportamiento adictivo es un problema en sí mismo o un síntoma de algo más profundo.

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