Syngenta, recuperación de olivos y maíz

La iniciativa LivinGro es un conjunto de acciones y protocolos de cultivo desarrollado por Syngenta que se enfoca a la recuperación de suelos agotados por las prácticas habituales de cultivo comercial, desde la recuperación de microbiota, insectos, hasta flora y fauna local, al tiempo de recuperar la productividad económica.

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Mauricio Flores

Mauricio Flores. Fuente: Producción La Peninsula Es

La iniciativa global LivinGro de la multinacional Syngenta, que preside Jeff Rowe, inició en los huertos de olivos ubicados en Valladolid y Zaragoza a fin de conservar suelos, biodiversidad al tiempo de elevar la productividad agrícola en base a la tecnología disponible, sin recurrir a modificaciones genéticas o aplicaciones extremas de fertilizantes, herbicidas y/o insecticidas.

Esa experiencia aplicada en los huertos españoles se experimenta exitosamente en México, en campos de maíz cuyo agotamiento ha reducido el rendimiento por hectárea y provocando el empobrecimiento de los productores del alimento base de los mexicanos. Hace dos décadas, luego de intensas críticas (muchas de ellas sin otro fundamento que la ignorancia) y obstrucciones regulatorias de diversos gobiernos, las empresas de biotecnología global se fueron alejando de nuevas soluciones de modificación genética de semillas para elevar la productividad con cultivos resistentes a sequías, plagas y de bajo consumo de fertilizantes.

En términos mundiales, la soya, el maíz amarillo y el algodón con semillas modificadas genéticamente fueron de los cultivos exitosos con modificación genética. Sin embargo, en México, los diversos gobiernos - ya fuera presidente Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña- se mostraron reticentes a la autorización del uso comercial esa tecnología.

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    El gobierno de Andrés Manuel López Obrador finalmente prohibió el cultivo y comercialización de esas semillas.El resultado es que a 6 años de esa prohibición México es deficitario al 50% en su producción de maíz amarillo -el de uso forrajero, como fuente de alta fructuosa y almidón para mas de 500 aplicaciones industriales- por lo que importa de Estados Unidos niveles récord de ese grano de 14 millones de toneladas métricas entre enero y julio de 2024.

Mismo grano de origen transgénico pero que al ser prohibido por el actual gobierno, es motivo de un Panel de Controversia Comercial con Estados Unidos y Canadá que, de ser perdido por México, tendría un costo aproximado de 8 mil millones de euros.

Salvo las regiones del noreste y golfo de México, Sinaloa, Sonora, Jalisco, Tamaulipas y Veracruz, la productividad del cultivo del maíz ya sea blanco -para consumo humano- o amarillo -de uso agroindustrial- ha caído en los últimos años al tiempo que los suelos se degradan por uso intensivo de fertilizantes que se reparten sin costo a campesinos pobres, mismos campesinos que migran hacia las ciudades o Estados Unidos pues los jóvenes no quieren vivir en la precariedad agrícola.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía, casi la mitad de los habitantes del campo mexicano tienen mas de 60 años: un campo cuyos pobladores envejecen mientras sus tierras y familias empobrecen mientras en cambio climático global avanza.

    Nada que sea extraño a lo que ha sucedido con un cultivo tan ligado a la alimentación y la cultura en España. Las pruebas de Syngenta en México han ido de la mano con el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), en sus parcelas experimentales del Estado de México yy Sonora, con la firma Paterson y con agricultores de Jalisco.

El CIMMYT, dirigido por Brams Govaerts, es la cuna de la llamada “Revolución Verde”, la primera ola de investigación genética en plantas que encabezó el premio Nobel Norma Borlaug de la década de los años 60 del Siglo XX, la que logró las variedades de trigo enano de alto rendimiento que evitó -según Naciones Unidas- la muerte por hambruna de 600 millones de personas en el mundo.

La iniciativa LivinGro es un conjunto de acciones y protocolos de cultivo desarrollado por Syngenta que se enfoca a la recuperación de suelos agotados por las prácticas habituales de cultivo comercial, desde la recuperación de microbiota, insectos, hasta flora y fauna local, al tiempo de recuperar la productividad económica. Se trata, pue de una práctica agrícola responsable y sustentable, que salta de los plantíos de olivos españoles a los maizales mexicanos.

Contenido desarrollado por @mfloresarellano / mflores37@yahoo.es

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