Dueño experimentado de un bar en Sevilla busca empleados adultos: “Los jóvenes no quieren aprender”

El propietario de la Cafetería Donald, en Sevilla, ya no quiere lidiar con personal sin experiencia. Habla de desinterés por el trabajo.

CristianOrtega

Por:

Cristian Ortega Mahan

10 de junio de 2024, 7:00 p.m.

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Mariano García (derecha), dueño del histórico Donald, en Sevilla. Fuente: IG / @restaurante_donald

Coincidiendo con el inicio de la Selectividad, Mariano García, más conocido como “Mariano el del Donald”, expresa su renuncia a contratar a gente joven, aunque no de manera literal.

Pero si es el mensaje que subyace en su reciente anuncio de búsqueda de trabajo en redes sociales: “Restaurante Donald busca camareros o camareras con amplia experiencia en el sector de la restauración, preferiblemente mayores de 45 años”. Una nueva manifestación del “edadismo”, donde la experiencia se convierte en el único requisito para trabajar en la emblemática taberna de la calle Canalejas, en Sevilla.

Mariano ha estado tanto tiempo dedicado a la hostelería como su negocio lleva operando. Aunque no fue su fundador, es una parte integral de la historia del Donald, que por primera vez en cincuenta años cerrará “para descanso del personal”.

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No es que antes no cumplieran con este derecho, sino que ahora la falta de personal hace imposible organizar los turnos de trabajo. Los buenos profesionales están ya bien establecidos; los demás se han ido, y los jóvenes apenas muestran interés en formarse en esta profesión, según advierte el propietario de la Cafetería Donald.

Experiencias fallidas y drástica decisión

Este veterano hostelero lamenta tener que pagar el mismo salario “a una persona sin experiencia que a los buenos profesionales”. Después de varias experiencias fallidas, la Cafetería Donald ha decidido no contratar más personal joven. “Me cuesta 2.400 euros al mes formar a una persona, incluyendo sueldo, Seguridad Social, retenciones... No es aceptable que alguien sin formación cobre lo mismo que quien sí la tiene”. Según explica, el problema no está en enseñar, sino en que “no tienen ganas de aprender”.

Mariano García, quien también posee otros dos negocios “de reformas y de aires acondicionados”, asegura enfrentar el mismo problema: “En España no quedan personas cualificadas”.

El dueño de la cafetería de la calle Canalejas se muestra “muy contento” con su plantilla de camareros y cocineros, aunque lamenta las recientes experiencias con nuevo personal: “Sólo quieren trabajar sus siete horas y salir corriendo. No les gusta la profesión ni quieren aprender. Estamos cansados de la informalidad de algunos jóvenes: unos desaparecen y a otros hay que pagarles el finiquito como si hubieran trabajado un mes más”.

Como ejemplo, menciona un reciente incidente: “Llegó un camarero nuevo y decía que tenía problemas con su banco, pidiéndome que le pagara en efectivo. Suelo pagar a mis empleados el día 25 de cada mes. Este cobró y llevo una semana sin saber de él”. Mariano lamenta que algunos hosteleros no cumplan con sus obligaciones, “pero no son la mayoría”.

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