Las mujeres no logran hacer pie en el sector de las Fintech: sólo 6% llegaron a CEO

Un reciente estudio establece que unas de las ramas de la economía global más dinámicas de los últimos tiempos está dominada casa en su totalidad por hombres.

Por:

Cristian Ortega Mahan

Encontrar a una mujer en una posición de CEO o alta dirección dentro del sector FinTech es casi tan raro como encontrar un diamante en una mina vacía. Solo el 6% de las mujeres alcanzan estos roles de liderazgo. Sin embargo, no es por falta de talento o por su escasez, ya que de 9.000 empleados en España, el 45% son mujeres, pero la mayoría trabaja en puestos intermedios o técnicos.

La historia de Gabriela Orille

Gabriela Orille es una de esas excepciones, un “diamante” que brilla en la alta dirección de un sector con escasa representación femenina. Según Orille, “las mujeres están infrarepresentadas en roles con responsabilidad directa sobre los resultados, lo que limita su acceso a posiciones estratégicas clave para ascender”. También resalta la importancia de incluir a más mujeres en comités de dirección, lo cual es fundamental para crear una base sólida hacia el liderazgo ejecutivo.

Otra razón detrás de esta situación en la alta dirección, especialmente en un sector percibido como más igualitario que otros tradicionales, son las dificultades que enfrentan las mujeres para alcanzar los mismos puestos que sus compañeros masculinos. Alrededor del 48% de las mujeres reconoce haber experimentado algún tipo de discriminación en su camino profesional.

“Seguimos enfrentándonos a barreras estructurales y culturales que limitan nuestras oportunidades”, afirma Orille, quien subraya la necesidad de implementar programas de mentoría y liderazgo femenino más eficaces para combatir estos sesgos.

La herencia histórica y las barreras culturales

La brecha de género en el sector FinTech se explica por una combinación de factores históricos, culturales y estructurales. Tradicionalmente, tanto el sector financiero como el tecnológico han estado dominados por hombres.

Leyre Celdrán, directora general de la AEFI, señala un ejemplo claro de este sesgo: el Reglamento de Trabajo de 1950 para la banca privada, que obligaba a las mujeres a renunciar a su puesto al casarse, con pocas excepciones para reincorporarse solo bajo circunstancias extremas. Este tipo de normativas reflejan cómo las mujeres han sido excluidas de los espacios de poder durante décadas.

Celdrán también destaca que, aunque las mujeres comenzaron a ingresar en el sector bancario, generalmente se les asignaban roles administrativos sin acceso a responsabilidades clave. Esto ha creado una falta de referentes femeninos en posiciones de liderazgo, algo que sigue siendo un obstáculo importante para la igualdad.

Según un estudio reciente, el 62% de los profesionales del sector reconoce que las mujeres han tenido que esforzarse más que los hombres para alcanzar los mismos niveles de éxito. “Muchas mujeres sienten que no tienen las mismas oportunidades, y esto está relacionado con el conocido ‘síndrome de la impostora’. Incluso las mujeres más cualificadas y con grandes logros tienden a dudar de su propio éxito y a sentir que no merecen los puestos que han alcanzado”, explica Celdrán. Este fenómeno lleva a muchas mujeres a una constante necesidad de demostrar su valía, lo que genera una mayor presión por cumplir estándares elevados, en comparación con sus compañeros varones.

La importancia de las redes y la mentoría

Durante el último evento de FinTech Women Network, una alta ejecutiva explicó: “Las mujeres ganamos menos porque no lo pedimos, porque nos da miedo reivindicar lo que es nuestro y creemos que no lo merecemos”. Esto refleja un patrón arraigado en la educación que reciben muchas mujeres, en la que se nos enseña a no destacar por miedo a parecer arrogantes o presuntuosas. En este contexto, Orille subraya la importancia de las redes de apoyo, como los business angels, que respaldan a las startups lideradas por mujeres.

Aunque el sector FinTech continúa evolucionando, la desigualdad de género persiste. Mientras tanto, las pocas mujeres que logran romper el techo de cristal suelen compartir un perfil similar: son altamente cualificadas, han trabajado incansablemente y, en muchos casos, no tienen hijos. Son esos “diamantes” que, con el tiempo, lograrán cambiar las reglas del juego en un sector que, hasta ahora, ha estado dominado por hombres.