Ultrarricos y megaempresas ponen en peligro a las democracias actuales

Según un reciente informe global, el 1% de la población tiene más riquezas que el resto 95%. Esta situación atenta contra objetivos que trascienden fronteras como el cambio climático o la erradicación de la pobreza.

Por:

Cristian Ortega Mahan

Las megaempresas y los ultrarricos conforman una nueva oligarquía global que atenta contra las democracias. Fuente: Canva - La Península

La acumulación de la riqueza mundial está concentrándose en manos de muy unos pocos. Según un informe de la ONG Oxfam Intermón, el 1% más rico del mundo posee más riqueza que el 95% de la población mundial en su conjunto.

Este aumento del poder económico ha intensificado la influencia de los ultrarricos en la economía global. De hecho, más de un tercio de las 50 principales empresas mundiales cuentan con un milmillonario como director ejecutivo o accionista principal. En total, estas empresas tienen una capitalización bursátil que asciende a 13,3 billones de dólares.

Este fenómeno, según la ONG, ha dado lugar a una “era de oligarquía global”, donde los esfuerzos internacionales para hacer frente a desafíos cruciales, como la crisis climática o la persistente desigualdad y pobreza, están siendo amenazados. La concentración de poder en manos de los ultrarricos y las megaempresas pone en peligro el funcionamiento de las democracias actuales, que dependen de la voluntad y decisión de los pueblos.

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Las megaempresas y los ultrarricos conforman una nueva oligarquía global que atenta contra las democracias. Fuente: Canva - La Península

Desigualdad Norte-Sur

Uno de los puntos que destaca el informe es la desigualdad generada por esta concentración de riqueza, tanto dentro de los países como entre ellos. A pesar de que los países del Sur global representan el 79% de la población mundial, solo tienen acceso al 31% de la riqueza global. Este desequilibrio es alarmante, pues los países más poderosos continúan moldeando las reglas a su favor, mientras que los países más pobres se ven cada vez más limitados.

Según Franc Cortada, director de Oxfam Intermón, la influencia de los ultrarricos sobrepasa incluso a la Asamblea General de las Naciones Unidas, lo que afecta la capacidad de esta institución para actuar frente a los retos mundiales. Las megaempresas y los milmillonarios están, en sus palabras, configurando el sistema a su conveniencia, perjudicando al resto de la población global.

Los dueños del capital financiero

El 1% más rico controla el 43% de los activos financieros globales. Además, dos grandes multinacionales dominan el 40% del mercado mundial de semillas, lo que agrava aún más esta concentración de poder. Tres gigantes financieras estadounidenses —BlackRock, State Street y Vanguard— gestionan cerca de 20 billones de dólares en activos, lo que representa aproximadamente una quinta parte de todos los activos de inversión a nivel global.

Contrario a la narrativa de que la rivalidad entre grandes potencias es el mayor factor que socava el multilateralismo, Oxfam sugiere que la creciente desigualdad juega un papel clave. En los últimos años, los ultrarricos y las grandes empresas han utilizado su influencia para obstaculizar esfuerzos para abordar problemas cruciales como la evasión fiscal, garantizar el acceso a las vacunas contra la COVID-19, y la cancelación de las deudas de los países del Sur global.

Las megaempresas y los ultrarricos conforman una nueva oligarquía global que atenta contra las democracias. Fuente: Canva - La Península

En respuesta, Oxfam hace un llamado a una acción multilateral que promueva un nuevo marco fiscal global, la cancelación de deudas y nuevas leyes de propiedad intelectual para afrontar futuras pandemias.

Según su director, solo un multilateralismo basado en la justicia y equidad podrá frenar el poder creciente de esta oligarquía global. A pesar de que algunos líderes han comenzado a intensificar sus esfuerzos contra la desigualdad, es necesario que más países sigan este camino con mayor firmeza.

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