Según el FMI, España cuenta con la segunda economía más “dinámica” del mundo

El organismo internacional mejoró su previsión en 0,5%, diferenciando a la economía española dentro de la Eurozona como la de mayor crecimiento.

Por:

Cristian Ortega Mahan

España, entre las economías con mayor crecimiento para el 2024: FMI. Fuente: Península Hoy

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza sus previsiones para la economía de España. En su último informe de proyecciones globales, el FMI ha ajustado su pronóstico para el Producto Interno Bruto (PIB) de España, aumentando su estimación en cinco décimas respecto a abril, situando el crecimiento en un 2,4% para este año.

Esta cifra está alineada con las estimaciones del Gobierno español y ligeramente por encima de las del Banco de España, que predice un crecimiento del 2,3%.

Liderazgo en la Eurozona y a nivel global

Este incremento no solo coloca a España como la economía más dinámica de la Eurozona para 2024, sino también como la segunda de mayor crecimiento entre las economías avanzadas del mundo, solo detrás de Estados Unidos, que se proyecta crecerá un 2,6%. Comparativamente, España crecerá doce veces más que Alemania, tres veces más que Italia y dos veces y media más que Francia. Para el 2025, el FMI anticipa una leve desaceleración del crecimiento del PIB español hasta el 2,1%.

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Contexto global de incertidumbre

    Esta mejora en las previsiones se da en un contexto de persistente incertidumbre global. El informe del FMI, titulado La economía global contra las cuerdas, subraya que la inflación en el sector servicios sigue siendo un desafío significativo para los bancos centrales, complicando la normalización de la política monetaria. La inflación en los servicios ha sido particularmente obstinada, lo que sugiere que las tasas de interés podrían permanecer altas durante más tiempo en un entorno de crecientes tensiones comerciales y políticas.

Crecimiento sorprendente en otros países

Además del caso español, el crecimiento económico también ha sorprendido al alza en muchos otros países durante el primer trimestre del año, aunque no tanto en Estados Unidos y Japón. La economía estadounidense ha enfrentado una desaceleración en el consumo y una contribución negativa del comercio. En contraste, Europa ha mostrado signos positivos gracias a la actividad en el sector servicios, aunque la inflación en estos servicios se mantiene alta.

Aumento de salarios y presión fiscal

El FMI también destaca un aumento significativo en los salarios nominales, que en algunos países incluso superan la inflación de precios, como resultado de las negociaciones entre empresas y sindicatos a principios de año. Este aumento salarial, junto con los pagos de intereses de la deuda debido a las altas tasas, podría poner presión sobre la disciplina fiscal en algunos países, especialmente aquellos con dificultades para frenar el gasto o aumentar los impuestos.

Perspectivas para la Eurozona

A pesar de los desafíos, el FMI mantiene sus previsiones de crecimiento para la Eurozona en un 3,2% para este año y un 3,3% para el próximo. La energía se abaratará un 4,6% de media, menos de lo previsto anteriormente debido a los recortes de producción de la OPEP+ y la presión residual de los conflictos en Oriente Medio. La política monetaria se normalizará de manera desigual en función de la inflación en cada región.

Fuente: Pexel / Mikhail Nilov

Recuperación en la Eurozona

Para la Eurozona, el FMI anticipa que la desaceleración ha tocado fondo. Sin embargo, la persistente debilidad en la industria podría ralentizar la recuperación en países como Alemania. El FMI pronostica un crecimiento del 0,9% para la Eurozona este año, una décima más que en la estimación anterior, impulsado por un mayor dinamismo en los servicios y exportaciones netas. Para el próximo año, el consumo y la mejora de la financiación contribuirán a un crecimiento del PIB del 1,5%.

Riesgos a corto plazo

Los riesgos a corto plazo, especialmente relacionados con la inflación en el sector servicios, son más evidentes. El FMI advierte que un mayor crecimiento de los salarios nominales, acompañado de una débil productividad, podría dificultar la moderación de los precios. Además, las tensiones políticas y la posibilidad de cambios significativos en la política económica debido a las elecciones aumentan la incertidumbre global. Los riesgos incluyen un posible “despilfarro fiscal” y un mayor proteccionismo, lo que podría impactar negativamente en la economía mundial.

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